Este 13 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Sepsis, una urgencia médica que si no se diagnostica y se trata de forma temprana puede ocasionar daño irreversible a los tejidos, choque séptico, insuficiencia orgánica múltiple y pone en riesgo la vida de la persona que la padezca. 

Se trata de una complicación que tiene lugar cuando el organismo produce una respuesta inmunitaria desbalanceada y anómala frente a una infección. Cada año, aproximadamente, 31 millones de personas en el mundo sufren un episodio de sepsis, de los cuales, 6 millones fallecen por esta causa.

La doctora Cecilia Luengo, médico intensivista, especialista en sepsis de la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva, comentó que el mismo Covid-19 puede causar una sepsis severa que genera una disfunción respiratoria. Un paciente con coronavirus gravemente enfermo podría complicarse con una sobreinfección por otros microorganismos como bacterias, existiendo la posibilidad que desarrolle disfunción de diferentes órganos, como por ejemplo disfunción renal. En este contexto, el paciente podría necesitar otro tipo de medicamentos e incluso aumentan sus probabilidades de fallecer.  

“En Chile es una complicación muy frecuente porque cualquier infección grave puede convertirse es sepsis. De hecho, es la causa más frecuente de hospitalización en las UCI tanto a nivel local como mundial. Además, es la tercera causa de muerte en el mundo”, explicó la profesional.

De hecho, en el caso de los países de bajos y medianos ingresos, los casos de sepsis son más elevados y son considerados como una de las causas principales de muerte maternal y neonatal. “Pese a los elevados números, se ha complicado poder realizar valorizaciones de la carga de esta enfermedad a nivel mundial debido a sus limitaciones en el diagnóstico y notificación”, detalló Luengo.

Ante estas estadísticas es importante crear una mayor concientización sobre las manifestaciones clínicas de la sepsis en la comunidad y mejorar las capacidades de la detección temprana. Estos son algunos de los desafíos actuales más importantes en la prevención y tratamiento de la sepsis.