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Ganador del Premio Latinoamérica Verde: “No soy ingeniero pero soy ingenioso”

Fue el Papel Amigo de la Tierra o Aymapu en mapudungún, el emprendimiento que llevó a Víctor Velastano de no tener nada, a tener todo el reconocimiento con esta innovación de papel semilla.
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“Sé pensó y se hizo”. Con esa máxima y sentado en una plaza tras perderlo todo, el emprendedor autodidacta Víctor Velastino se la jugó hace dos años por un proyecto que hoy lo tiene muy bien conceptuado en el continente, luego que recibiera en Ecuador el Premio Latinoamérica Verde, máximo galardón que destaca las 500 mejores iniciativas socio ambientales de la región.

Fue el Papel Amigo de la Tierra o Aymapu en mapudungún, el que le permitió dejar a Chile por segundo año consecutivo en el primer lugar del podio en la categoría Desarrollo Humano, Inclusión Social y Reducción de la Desigualdad, compitiendo con otro proyecto chileno, el Bus de Reciclaje de TriCiclos y el mexicano Parque De Bolsillo, Unidad Habitacional Villas Otoch En Quintana Roo.

La Nación entrevistó a este joven de 31 años, que estudió Ingeniería en Robótica pero no terminó y que se dedicó sus primeros años laborales a tener un servicio técnico que proveía de mantención, donde pasó de tenerlo todo a no tener literalmente nada.

¿Desde cuándo nace tu interés por el tema sustentable y amigable con el medioambiente? – Hace como dos años cuando perdí absolutamente todo, porque anteriormente tenía otra empresa, tenía un servicio técnico que prestaba servicios a una reconocida empresa reparaba los computadores de todos los colegios fiscales de la Sexta Región, pero confié en alguien que no debí haber confiado y bueno, la historia te la podrás imaginar. Perdí absolutamente todo, todo, todo y quedé viviendo en la calle.

¿Y cómo te levantas después de eso? – Lo único que me quedaba era mi hija que me decía que no me derrumbara, no sé de dónde habrá sacado esa frase porque tenía seis años, y cuando le pregunté hace poco, me dijo que si los edificios no se derrumbaban, su papá tampoco. Entonces, estaba sentado en una plaza y miré al cielo y a quien estuviera allá arriba -ponle el nombre que quieras- le propuse un trato. Si me sacaba de la situación en la que estaba yo me comprometía a que mi próximo emprendimiento iba a ser respetuoso y cuidadoso con el medioambiente. Cuidar lo que en ese momento estaba viendo como el pasto, los árboles, la naturaleza.

PASO A PASO AUTODIDACTA Cuenta que como “no soy ingeniero, pero soy ingenioso”, empezó a investigar y constató que en el mercado no había papel reciclado en ninguna parte, sólo un poco que se puede traer por Internet, porque el 95% del papel que se recicla acá se va todo al extranjero, a Brasil, a China y ellos allá lo procesan y hacen diversos productos.

“Entonces, comencé a diseñar una máquina, fui maestranza por maestranza para juntar las piezas y fabricarla y ahora estoy sacando una tonelada de papel mensual, un papel multiuso, cien por ciento reciclado al que bauticé como Papel Amigo de la Tierra o Aymapu, y en ese proceso comencé a hacerle agendas a los colegios siempre incentivando el cuidado del medioambiente, del reciclaje y también iba a los colegios y le hacía charlas de esto y de emprendimiento a los alumnos”.

¿Qué características tiene ese papel? – Es cien por ciento reciclado, libre de químicos, biodegradable y además va impreso con una tinta especial, libre de ácidos para permitir la germinación y que además tiene fertilizantes naturales. Uno de los papeles más destacados es el papel semilla, que se pone sobre la tierra y empieza a germinar y al que se le pueden incorporar semillas de distintas variedades como el mix de la huerta que tiene tomate, albahaca, perejil, por ejemplo.

SUMAR ERRES AL PROCESO Víctor Velastino, señala que así partió con esta iniciativa que apunta a que a las tres R existentes en la jerga mediomabiental (Reciclar, Reducir, Reutilizar) se le sume una cuarta R que es Reeducar y ahora trabaja por la quinta R que es Reintegrar.

¿Qué persigue la incorporación de estos últimos conceptos? – El plan final, la visión grande, es tener una franquicia de esta máquina más los productos como la línea de cuadernos, de agendas escolares y formar una red de micro papelerías, con la que las comunidades puedan generar sus recursos o bien, en una cárcel para que se hagan cargo del papel y lo vendan y que incluso cuando cumplan su condena los reos salgan al mundo con su franquicia para sustentarse y a los suyos.

¿El mercado chileno es atractivo para lo que tú vendes, tiene interés en tus productos, piensas exportar? – Aquí en Chile me ha ido bastante bien, particularmente con las agendas escolares que ha sido el fuerte. A una empresa del retail le hice un diario con papel semilla y otros productos, y con el Premio Latinoamérica Verde se me abrió la cabeza y ahora en octubre vamos a lanzar el cuaderno “Recuperemos el tomate limachino” y lo vamos a hacer en simultáneo con Ecuador, con un cuaderno que tiene imágenes de Guayaquil y todo el resurgimiento de esa ciudad, y de ahí empezar a dar la vuelta por el Pacífico.

EL VALOR ES LA VITRINA El emprendedor que inició su negocio en Santiago tras “volver con la cola entre las piernas” desde la Región de O’Higgins, destaca que le fue muy simple postular al concurso por una publicación que vio en el Facebook de la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech) con la que tiene un convenio, “vi que había un cupo, hablé con la representante en Chile de los premios, Beatriz Pulido, y el proceso fue bastante rápido”.

¿En qué se traduce este premio que obtuviste? – El premio no tenía ningún valor económico, pero sí hay un valor mayor que es la posibilidad de tener vitrina. Por ejemplo, el otro día fui a la Corfo (Corporación de Fomento de la Producción) y hablé con el máximo jefe del área y me dijo que mi producto ya estaba validado en Latinoamérica. Otro factor que me reporta es que me volví atractivo para los inversionistas, ya hablé con un par y ahora me estoy regodeando con las ofertas que tengo. Incluso, la Municipalidad de El Bosque, donde me crié, me invitó a ser jurado del concurso convocado por la Dirección de Desarrollo, Innovación y Emprendimiento Territorial.

¿Con cuánta gente trabajas? – Con seis jóvenes part time que estudian publicidad, ingeniería y que en sus ratos libres se suman a esta locura y, en Ecuador, dejé a dos personas: una para publicidad y relaciones públicas y otro para logística y distribución.

¿Tienes otros proyectos en carpeta? – Sí. Junto con el lanzamiento del libro del tomate limachino y el de Guayaquil, lanzaremos un cómic el próximo 22 de octubre, estamos muy entusiasmados.
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