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La “Revuelta de la chaucha”: La última gran protesta por alza en el transporte público

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En 1949 se produjo la revuelta de la chaucha, jornada de protesta en que miles de santiaguinos protestaron por el alza del pasaje de transporte público de 20 centavos, cantidad tan pequeña que es conocida como “chaucha”. En contraste, este lunes se impuso un nuevo encarecimiento del servicio de 20 pesos. Cabe preguntarse si habrá una “revuelta de la chaucha 2018”.

El 16 y 17 de agosto de 1949 tuvo lugar la revuelta o huelga de la chaucha, con manifestaciones de los estudiantes, que luego fueron reforzadas por los trabajadores y que, finalmente, logró frenar el aumento del precio del pasaje.

El historiador Cristóbal García-Huidobro da cuenta en conversación con La Nación que las manifestaciones se debieron a que el gobierno de la época (radical) decidió “subir el pasaje de la micro en 20 centavos, a la que le decían chaucha, era una moneda muy chiquitita de cobre; esto generó una revuelta en Santiago, porque ya teníamos problemas con la inflación en la época”.

García-Huidobro, que también es profesor de la Universidad de Santiago, piensa que el aumento no era tanto, pero había una serie de factores que se dieron para dar origen a la manifestación. “El gobierno de González Videla estaba enfrentando las repercusiones de la II Guerra Mundial y a Chile no le estaba yendo muy bien, el gasto público se había disparado, todo generó una crisis económica que por desgracia se mantuvo en el tiempo, hasta buena parte de los 50 y 60. Por otro lado, tuvo que ver con cierta tensión que existía con el mundo obrero, fundamentalmente después de la supresión del partido comunista el año 48”, comenta.

Revuelta de la chaucha (Museo Histórico Nacional)

Para el académico, Chile tenía en 1949 una sociedad más politizada, que era “políticamente mucho más activa y de ahí el caso de que haya un aumento en el costo del pasaje de autobús provocaba una respuesta violenta por parte de la población”. En contraste, hoy tenemos una sociedad “más desmovilizada donde la política corre por el lado, más que ser un elemento relevante o presente en la vida de las personas, de ahí que se sube el pasaje de la micro o el kilo de limón y nadie sale a la calle a protestar, agachan el moño y pagan no más. Antiguamente teníamos una sociedad políticamente mucho más activa y más reactiva también”.

Debido a que la movilización no tenía un trasfondo político preponderante, se disolvió cuando se alcanzaron los acuerdos de rebaja de pasaje y costo reducido para estudiantes. Tras esta protesta se realizó la creación del Comité Unido de Obreros, uno de los antecedentes de la formación de la Central Única de Trabajadores (CUT). Además se derogaron poderes del ejecutivo, de los cuales disponía desde la promulgación de la Ley Maldita. Y desde entonces han pasado 69 años sin una protesta tan memorable por el alza de la locomoción pública.

EL ALZA DEL TRANSANTIAGO

Para el sociólogo Pablo Huneeus la explicación del malestar en el actual sistema público de transporte está en la base misma del sistema. El tema del Transantiago, explica, está en el modelo, por el cual el cliente “no tiene voz alguna en el producto que le imponen a la fuerza, no hay una libre opción, al que presta el servicio no le importa el cliente sino que le importa el gobierno, entonces ese sistema de roedores de fondos públicos que usan al usuario y esas cuestiones no funcionan”.

Para el también escritor, es un diseño de mercantilismo que trasciende el sistema de transporte e impregna muchas áreas de la vida cotidiana, incluso sucede lo mismo con las AFP, no hay una “opción de no cotizar en AFP alguna, estás obligado a cotizar en una y siempre ves en todas las cosas esa manera, el mismo servicio atroz en que no es la gente la que decide”.

El lunes 19 es el primer día en que entra a regir el alza del pasaje, y se realizó solo un llamado a manifestación convocada para las 18:30, que llama a pasar por los torniquetes del Metro sin cancelar el pasaje, una evasión masiva.

Para García-Huidobro puede ser un hecho aislado, ya que “Chile no tiene una sociedad movilizada. Pareció que sí, que la politización estaba nuevamente de moda con el tema de la revolución de los pingüinos, que ya fue hace siete años, pero en el momento en que nos encontramos hoy, volvió la desmovilización. Por lo tanto, yo dudo que vaya a tener un impacto muy grande”.

En contraste, Huneeus, dice que no se sabe lo que puede generar una movilización de este tipo, “no sabemos”, dice para él “la gente se está cabreando de todo a la vez, todo en un país muy volcánico, con 17 volcanes activos, son pequeñas erupciones por aquí por allá pero yo noto a la gente muy cabreada, que rechaza al gobierno, el carrusel de Pinochet, Piñera, Bachelet. No quieren más ninguno de los dos, el rechazo es muy profundo, entonces no está clara la alternativa que hay que seguir con esto. Todas estas protestas son fumarolas de algún volcán por explotar”.

Sobre la proximidad de esta “explosión social” o si esta jornada de evasión masiva puede ser el detonante, Huneeus manifiesta que “puede pasar, puede estar ya pasando, es síntoma de lo mismo, en inglés dicen ‘enough is enough’, nosotros decimos basta, la gente está empezando a decir basta, cada uno calladamente lo va a hacer cuando sea posible. Yo creo que todo el que pueda lo va hacer, porque (los transportistas) no tienen legitimidad, la gente no ama el sistema”.
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