*Por Francisco Talep
La semana pasada fuimos testigos del bello espectáculo que significó ver nuestra capital cubierta del blanco manto níveo. El fenómeno climático maquilló con su albo nuestras diversas realidades individuales, dibujando sonrisas por doquier.
Me es imposible no hacer un símil entre este bello fenómeno de la naturaleza con nuestros políticos en campaña electoral.
En efecto, sus propuestas al electorado son como blancos copos de ilusiones que pretenden emocionarnos al igual que los de la naturaleza; sus proyectos son como los diversos monos de nieves, que manos de todas las edades hacen con sueños de permanencia.
Lamentablemente la nieve se derrite y con ella nuestros sueños de belleza y romanticismo, dejando tras de sí las mismas dificultades que llenan nuestro diario vivir. Al igual que los candidatos electos, quienes jugaron con los sentimientos e ilusiones de muchos de sus votantes, generando en ellos la decepción de sus expectativas incumplidas.
Luego de la nieve derretida, queda el frío, desnudando nuestras miserias y falencias. Afortunadamente, la tibieza vuelve a darnos una mano con los días más benignos; lamentablemente con los políticos no es así, el invierno de su presencia se multiplica por años y a veces por decenios, congelando la ilusión de mejores días.
Ojalá la próxima nevada nos encuentre mejor preparados para evitar los cortes de luz, agua, la caída de árboles y que los techos de todos nos pueda proteger del frío. Así como para la próxima elección estemos preparados para ver que detrás de las promesas, sueños y fantasías de los candidatos está el charco, el hielo y el barro que siempre vive debajo de la nieve que cae del cielo.
*Francisco Talep es Abogado y Académico de la Facultad de Derecho de la Universidad Central.
La semana pasada fuimos testigos del bello espectáculo que significó ver nuestra capital cubierta del blanco manto níveo. El fenómeno climático maquilló con su albo nuestras diversas realidades individuales, dibujando sonrisas por doquier.
Me es imposible no hacer un símil entre este bello fenómeno de la naturaleza con nuestros políticos en campaña electoral.
En efecto, sus propuestas al electorado son como blancos copos de ilusiones que pretenden emocionarnos al igual que los de la naturaleza; sus proyectos son como los diversos monos de nieves, que manos de todas las edades hacen con sueños de permanencia.
Lamentablemente la nieve se derrite y con ella nuestros sueños de belleza y romanticismo, dejando tras de sí las mismas dificultades que llenan nuestro diario vivir. Al igual que los candidatos electos, quienes jugaron con los sentimientos e ilusiones de muchos de sus votantes, generando en ellos la decepción de sus expectativas incumplidas.
Luego de la nieve derretida, queda el frío, desnudando nuestras miserias y falencias. Afortunadamente, la tibieza vuelve a darnos una mano con los días más benignos; lamentablemente con los políticos no es así, el invierno de su presencia se multiplica por años y a veces por decenios, congelando la ilusión de mejores días.
Ojalá la próxima nevada nos encuentre mejor preparados para evitar los cortes de luz, agua, la caída de árboles y que los techos de todos nos pueda proteger del frío. Así como para la próxima elección estemos preparados para ver que detrás de las promesas, sueños y fantasías de los candidatos está el charco, el hielo y el barro que siempre vive debajo de la nieve que cae del cielo.
*Francisco Talep es Abogado y Académico de la Facultad de Derecho de la Universidad Central.
