Mientras la audiencia y los sociólogos creen que estamos ante una década soñada para burlarse de los poderosos, la jurisprudencia es más cauta y solemne a la hora de lanzar la carcajada y repasa la leve línea en que transita la burla y la injuria. Mientras, los humoristas están blindados por el canal que transmite el festival, que fue el que aprobó los libretos previamente y los ayuda a desentenderse de cualquier queja por contrato.
La clase política y empresarial ha sido el blanco predilecto de los comediantes que se han parado en la Quinta Vergara. Edo Caroe recordó los procesos de los involucrados en Caval, SQM y Penta entre otros, y lo mismo Natalia Valdebenito y Rodrigo González sobre la parentela de la Presidenta y sus colaboradores que han metido la pata.
Al respecto, Roberto Montt Montanari, socio abogado del estudio Montt y Montt recita los artículos del Código Penal para identificar cuál es la figura legal que más se amolda a los puntudos chistes con nombre y apellido con que los humoristas han sacado brillo al escenario de la Quinta Vergara las últimas noches. Desde los textos legales y la experiencia, lo tiene claro.
“En ese sentido creo que perfectamente estamos ante un escenario en el que más de alguien puede sentirse afectado y que se atenta contra su dignidad. Sobre todo, aquellas relacionadas con algunos conflictos, pero que ante todo están resguardadas por el Código Penal y la Constitución Política de la República de Chile”, sostiene.
Y no sólo las figuras políticas y empresariales vinculadas a los carteles, los casos de boletas o especulación imobiliaria. También hay un techo para quienes se sientan agredidos por referirse a sus muertos como “arrollado huaso” y otras referencias a la mamá del Cisarro, el “cerdo hijo de la Presidenta” y perlas como “guatón cara de raja”, entre otras.“Antes de alguien quiera –eventualmente- emprender cualquier acción hay que ver qué es lo que se entiende ante el código y la ley por injuria. Respecto a lo que hemos visto en las rutinas de humor, lo que pasa es que efectivamente quien lo deseara podría darle la connotación de injurias graves, algo que está establecido en el artículo 417 del Código Penal”, advierte Montt.
Sin embargo, continúa, aunque basta con que considerarlo así para interponer alguna acción legal, lo cierto es que la última palabra la tiene el juez. “No siempre que presentes una querella por injurias te va a resultar favorable o va a resultar en la condena de la persona. El juez tiene criterios distintos o distintas formas de aplicación. Debes saber que las leyes no se aplican de la misma forma. Cada juez debe tener una convicción de la comisión del delito y para formársela debe escuchar las expresiones de quien emite los dichos, considerar su contexto, saber por qué se dio y finalmente, de acuerdo con esa convicción, será sancionado de acuerdo a la pena que corresponda para una injuria leve o grave”.
Cuando hablamos de personas con nombre y apellido como Jovino Novoa (“cometió un delito, nos cagó a todos y el tipo sale libre de tribunales como la princesa de la película Frozen“, dijo Edo Caroe), Michelle Bachelet (“que es como Fatmagül… al final tiene la culpa de todo“, dijo Rodrigo González) o Cecilia Bolocco (“con todo lo que ha comido, cualquiera se tranca“, según Natalia Valdebenito), sólo por nombrar algunos, el abogado cree que una de las faltas más recurrentes de los chistólogos ha sido generar descrédito.“En el caso de lo que se dijo de Jovino Novoa, hay que hacer la salvedad de que él ya tiene una sentencia en contra que fue ejecutoriada y se determinó su culpabilidad. Ahí el humorista más que cometer un delito igualmente puede ser acusado de atentar contra la honra o la dignidad de una persona que tiene todo el derecho a accionar, lo que no va a significar que vaya a resultar en una condena del otro”, insiste Montt.
-Pero la reflexión más allá de las tablas de la ley es que se ha fundado un nuevo foco para estos chistes…
-Lo que hay es una vulneración de la dignidad de las personas con bastante libertad donde se tiran al voleo estas menciones sin mayores pruebas. Personalmente lo veo como una falta de respeto que es algo generalizado.
Éticamente y moralmente habría que tener ese debate sobre lo que es debido y lo no debido. En la práctica puedes penalizar todo, pero más allá de la personalización de las mismos hechos, lo que no se ve es la autoridad, la que tampoco ha tenido un comportamiento éticamente correcto por su parte.
¿Te fijas? Es como un círculo vicioso y lamentable porque eso tampoco permite construir respeto en la forma de expresión hacia las personas.
-¿Pero a nivel personal, le parecieron divertidas las rutinas?
-Sí, mucho. Había muchas cosas divertidas, pero te reitero que, desgraciadamente, no debiéramos reírnos de este tipo de humor. Hay cosas muy manifiestas y creo que por momentos eso no es el ideal de humor sobre todo si desde el exterior están viendo cómo está la situación acá en el país. Tampoco debemos llegar a un estado en el que se penalice o prohíba todo tipo de actuación. Esa es mi opinión.
3 artículos del Código Penal que no son chiste
Art. 412. Es calumnia la imputación de un delito determinado pero falso y que pueda actualmente perseguirse de oficio.
Art. 416. Es injuria toda expresión proferida o acción ejecutada en deshonra, descrédito o menosprecio de otra persona.
Art. 417. Son injurias graves: 1°. La imputación de un crimen o simple delito de los que no dan lugar a procedimiento de oficio. 2°. La imputación de un crimen o simple delito penado o prescrito. 3°. La de un vicio o falta de moralidad cuyas consecuencias puedan perjudicar considerablemente la fama, crédito o intereses del agraviado. 4°. Las injurias que por su naturaleza, ocasión o circunstancias fueren tenidas en el concepto público por afrentosas. 5°. Las que racionalmente merezcan la calificación de graves atendido el estado, dignidad y circunstancias del ofendido y del ofensor.
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FUENTE: Carlos Salazar