Apasionado, comprometido, solidario. Siempre cuando enfrentaba sinsabores en la política lo asumía con “cuero de chancho” y ocupaba una de sus palabras favoritas: “Tranquilidad”, ante todo tranquilidad. Así describió Catalina Moya a su pareja, Francisco Olea Lagos, en su despedida este sábado en la sede de la Junta de Vecinos número 1 de La Reina.
Dos alcaldes, dirigentes políticos y comunales, compañeros de militancia en el Partido Socialista, vecinos, familiares y amigos dijeron presente en el velorio del sociólogo, columnista de La Nación y ex concejal de La Reina fallecido el viernes.
Sus amigos recordaron su etapa de estudiante de Historia en la Universidad de La Serena, su compromiso con los derechos humanos, la lucha contra la dictadura, y sus años de dirigente secundario y universitario; también hubo palabras para su época en el MIR y su amistad con Jecar Neghme, años que dejaron marcado su corazón con el “rojinegro”, en alusión a los colores de la bandera de movimiento de Miguel Enríquez.
“Él simboliza los valores de ser un dirigente social en beneficio de la comunidad, más allá de militancias políticas. Es un ejemplo que tenemos que aprender, entender que la política no es una lucha por un espacio de poder, es un servicio, y él hacía renacer la ilusión de creer que se puede construir un país mejor, construir con la gente en beneficio de la gente. Era un socialista del siglo 21“, reflexionó por su parte Marcelo Castillo, ex presidente del Colegio de Periodistas.
“Reinino” de corazón
Vecinas de la comuna, en especial de la Villa La Reina, sacaron a relucir la faceta de dirigente comunal de Olea. Contaron anécdotas, como la del concejal que atendía en 15 minutos a los pobladores mientras otros de los representantes daban fecha “para un mes más o cuando volvieran de su viaje a Europa”. O el concejal que se jugó por conseguir una sede para una organización del populoso sector. “Compremos una casa”, les dijo a las pobladoras cuando le hicieron la petición, escépticas. Pero Olea movió sus hilos, hizo las gestiones que tenía que hacer. La promesa se hizo realidad, y las integrantes de la agrupación Mujeres Hoy tuvieron el inmueble que les permitió asentarse como organización.
Olea era un “reinino” de corazón, y aprovechando la presencia del alcalde Raúl Donckaster, la concejala Adriana Muñoz esbozó una petición que fue recibida con aplausos”: “Que en alguna plaza de La Reina, alcalde, Pancho esté presente”.
LOS AMIGOS Y COMPAÑEROS
Uno de los más emocionados fue Gonzalo Durán, el alcalde de Independencia y amigo personal de Olea, con quien compartían en el PS la pertenencia a la Tercera Vía, una de las tendencias críticas a la conducción de este partido, repartida siempre entre los renovados y la Nueva Izquierda.
Durán estuvo en el velorio, luego de participar en el Comité Central del PS, donde también se homenajeó a Olea, y se hizo un minuto de silencio por su partida. Evocó la generosidad de su amigo, sus análisis de la coyuntura política, y la lucha incansable que dio toda su vida y hasta último minuto, hasta que la leucemia agotó sus fuerzas.
El alcalde confesó que la noche de la muerte de su compañero no pudo conciliar el sueño. Y se puso a revisar Twitter, y se encontró con todas las muestras de cariño y fuerza, “además de imágenes de Pancho luchando siempre, con una sonrisa, una actitud que llenaba todo de alegría“.
Ha fallecido un hombre que en dictadura luchó como el que más contra la barbarie un homenaje querido Pancho Olea pic.twitter.com/9EWNVRiLE6
— Fesal Chain (@fesalchain) enero 8, 2016
“Pancho fue generoso al extremo con todos, fue un compañero, amigo, un ser humano que nos ayudó a todos nosotros a ser mucho mejores. No creo que “vuele alto”, porque como decíamos nosotros, somos viejos lobos de mar y estoy seguro que él va a navegar”.
FUENTE: Samuel Romo