“Argentina dio un giro a la izquierda. Vamos al pragmatismo. Si peleamos, perdemos, pero Argentina pierde mucho más”, dijo el presidente ultraderechista en Brasilia, la víspera de una cumbre del Mercosur en el sur de Brasil y a menos de una semana de la asunción de Fernández en reemplazo del liberal Mauricio Macri.
La primera cita entre Bolsonaro y Fernández aún no tiene fecha y la hostilidad entre ambos preocupa en el ámbito de negocios, dada la interdependencia de las dos economías.
Brasil es el principal destino de las exportaciones de Argentina, y éste es el tercero de las brasileñas (detrás de China y Estados Unidos), aunque representa el principal para los productos industriales.
Bolsonaro se abstuvo de felicitar a Fernández y no asistirá a su toma de posesión el 10 de diciembre, molesto por la campaña del peronista a favor de la liberación del expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, encarcelado por corrupción hasta principios de noviembre.
Temeroso de que Fernández, heredero de una economía en crisis, adopte políticas proteccionistas, el gobierno de Bolsonaro llegó a amenazar con abandonar el Mercosur, el bloque formado también por Paraguay y Uruguay.
“Tenemos que honrar contratos. No podemos romper los contratos y acuerdos, porque perdemos credibilidad”, recalcó el miércoles Bolsonaro.
El mandatario brasileño citó proyectos de interés común, como la creación de una conexión vial entre el puerto brasileño de Santos y el Pacífico chileno, con paso por Argentina y Bolivia.
“Tenemos un sueño de un paso por el Pacífico, (que) pasaría por Argentina; depende del contacto con ellos”, comentó.
Las expectativas sobre la cumbre del Mercosur en Bento Gonçalves no son altas, dada la transición en curso tanto en Argentina como en Uruguay, donde el liberal Luis Lacalle Pou ganó a fines de noviembre las elecciones presidenciales, poniendo fin a 15 años de gobiernos de izquierda.
Bolsonaro se dijo sin embargo expectante de firmar algunos acuerdos. “No podemos salir con las manos vacías”, afirmó.