Brasil licitará esta semana la concesión de 22 aeropuertos, cinco puertos y una línea férrea, con la expectativa de recaudar 10.000 millones de reales (unos 1.750 millones de dólares) y calmar el recelo de los inversores ante la volatilidad en la mayor economía de América Latina.
La megasubasta de infraestructuras o “InfraWeek”, entre el miércoles y el viernes, ha atraído el interés de grandes actores internacionales como los grupos franceses ADP y Vinci, la española Aena, la brasileña CCR y el consorcio brasileño-argentino Inframerica, según informes de prensa.
El interrogante es cuánto estarán dispuestas a ofrecer estas empresas, en momentos en que la pandemia de coronavirus ha trastornado la industria del transporte y los viajes en todo el mundo, con Brasil en medio de una aguda crisis política y sanitaria.
Originalmente programadas para octubre del año pasado, las subastas se pospusieron debido al covid-19, que se ha cobrado ya más de 330.000 vidas en Brasil, un balance superado solo por Estados Unidos.
La subasta se realizará en un contexto complicado, con el presidente Jair Bolsonaro bajo una tormenta de críticas por su manejo de la pandemia, en una imparable fase ascendente desde febrero.
El líder utilizó el servicio de mensajería Telegram el sábado para promocionar la “#InfraWeek” como la “mayor subasta de aeropuertos en la historia de Brasil”.
AGENDA LIBERAL
Bolsonaro y el ministro de Economía, Paulo Guedes, pretenden demostrar que no abandonaron la agenda liberal y que el país sudamericano sigue siendo una carta de futuro, pese a hallarse en el epicentro de la pandemia, con un promedio de casi 2.700 muertos diarios en los últimos siete días.
Bolsonaro, que aspira a la reelección en 2022, provocó el nerviosismo en el mercado en las últimas semanas, destituyendo en febrero al presidente de Petrobras (controlada por el Estado pero con acciones en Bolsa) y, la semana pasada, con una reforma ministerial que se extendió al reemplazo de los jefes de las Fuerzas Armadas.
El mandatario brasileño hizo campaña en 2018 con promesas de llevar adelante un ambicioso plan de privatizaciones y concesiones a gran escala, para reducir el déficit fiscal y la deuda de Brasil.
Pero ni el rojo en las finanzas públicas ni la deuda han dejado de crecer desde entonces ante los millonarios gastos por la pandemia, que ha dejado en segundo plano los planes de ajustes y ‘desestatizaciones’.
La Infraweek arrancará el miércoles en Sao Paulo con la concesión por hasta 30 años de la operación de 22 aeropuertos pequeños y medianos, incluidos centros regionales como los de Manaos, la principal ciudad de la Amazonía, y la turística Foz de Iguazú, en la frontera con Argentina y Paraguay.
El Ministerio de Infraestructura espera recaudar más de 6.100 millones de reales (1.100 millones de dólares) con estas operaciones.
La subasta del jueves será para concluir y operar durante 35 años la línea férrea de mercancías Fiol 1, en el estado nordestino de Bahía, considerada vital para la exportación de mineral de hierro y de granos.
El gobierno podría tener dificultades para encontrar postores, según la prensa brasileña.
El viernes, el ministerio subastará los arrendamientos de cinco terminales portuarios en el estado nordestino de Maranhao y en el sureño de Rio Grande do Sul, con un precio esperado de 600 millones de reales (poco más de 100 millones de dólares).