Este 11 de junio se conmemora mundialmente el Día del Cáncer de Próstata. En Chile, según cifras del INE, cobra alrededor de 2.000 vidas al año y constituye la segunda causa de muerte por cáncer en la población masculina de nuestro país.
Lamentablemente, este es un tipo de cáncer con síntomas tardíos, por lo que sobre el 40% y hasta el 70% de los casos de cáncer de próstata son diagnosticados en etapas avanzadas, lo que dificulta su tratamiento y posible mejoría relevante. De ahí la idea de conmemorar mundialmente su día, con objeto de sensibilizar a la sociedad sobre esta enfermedad, la importancia del diagnóstico precoz y las posibilidades de tratamiento incluso en fases avanzadas o cuando el paciente ya no ha respondido favorablemente a radio, quimio u hormonoterapia.
Si bien no hay tratamientos que curen el cáncer de próstata en forma garantizada, como de ningún cáncer, actualmente si existen procedimientos capaces de mejorar la calidad de vida de los pacientes y aumentar la expectativa de sobrevida de esta, con terapias efectivas, probadas y de calidad, en el marco de la denominada ‘enfermedad controlada’.
“En las últimas dos décadas se han duplicado los pacientes con cáncer de próstata y siendo este uno de los tumores malignos que más muertes provoca, la oncología molecular ha desarrollado distintos protocolos para detener o retrasar el crecimiento de células cancerosas, en especial su variante biológica que eleva el nivel de precisión terapéutica, reduciendo reacciones adversas e impidiendo que células tumorales se ramifiquen a otras partes del cuerpo, ayudando así al sistema inmune para que se defienda contra diseminación o reapariciones del cáncer”, explicó el doctor Ramón Gutiérrez, patólogo y oncólogo molecular, presidente de Sociedad Chilena de Inmunoterapia de Células Dendríticas y Exosomas (Sochidex).
Y es que en la actualidad, la principal área de investigación en oncología molecular a nivel mundial la constituye la inmunoterapia, con un 70% de las investigaciones. De hecho, por sus buenos resultados se constituye como el cuarto pilar terapéutico contra enfermedades oncológicas, junto con la cirugía, quimio y radioterapia. “La inmunoterapia farmacológica ha logrado identificar dianas o moléculas especificas dónde actuar; por su parte, la inmunoterapia biológica, cuando se dispone de la biopsia del paciente, alcanza altísimos niveles de precisión (3ª generación) con buena tolerancia, con mínimas reacciones adversas, de baja intensidad”, comentó el especialista.
La etapa del cáncer resulta ser uno de los factores principales para poder seleccionar qué tipo de tratamiento se realizará. A pesar de ello, existe otros factores como la edad del paciente; su salud en general; expectativa de vida; entre otros. “Uno de los factores principales a considerar es el riesgo de que el cáncer regrese (recurrencia) después del tratamiento inicial”, explicó el doctor José Carlos Castillo, director del Consorcio Internacional Biogénica, quien añadió que el cuerpo humano tiene una función de inmunovigilancia, encargada de eliminar células con transformaciones potencialmente malignas, pero como el cáncer es una enfermedad evolutiva el cuerpo va desarrollando mecanismos para evadir dichos sistemas de defensa.
Con cada tratamiento oncológico tradicional (quimio o radioterapia), ciertamente pueden morir células cancerígenas, aunque también se están seleccionando grupos celulares resistentes que intentan continuar con la enfermedad. “En el caso de la inmunoterapia biológica, no ataca los tejidos sanos del cuerpo y como desarrolla memoria inmunológica, es capaz de seguir actuando contra el tumor, lo que permite prolongar las expectativas de vida del paciente; disminuir en hasta un 70% la reaparición del tumor; potenciar en hasta un 40% los resultados de los tratamientos tradicionales y, en pacientes con cáncer avanzado, puede incluso ser la única opción de tratamiento, llegando a aumentar su sobrevida en hasta un 325%”, aclaró Francisco Gutiérrez, director de I+D en Biogénica.
Lamentablemente, este es un tipo de cáncer con síntomas tardíos, por lo que sobre el 40% y hasta el 70% de los casos de cáncer de próstata son diagnosticados en etapas avanzadas, lo que dificulta su tratamiento y posible mejoría relevante. De ahí la idea de conmemorar mundialmente su día, con objeto de sensibilizar a la sociedad sobre esta enfermedad, la importancia del diagnóstico precoz y las posibilidades de tratamiento incluso en fases avanzadas o cuando el paciente ya no ha respondido favorablemente a radio, quimio u hormonoterapia.
Si bien no hay tratamientos que curen el cáncer de próstata en forma garantizada, como de ningún cáncer, actualmente si existen procedimientos capaces de mejorar la calidad de vida de los pacientes y aumentar la expectativa de sobrevida de esta, con terapias efectivas, probadas y de calidad, en el marco de la denominada ‘enfermedad controlada’.
“En las últimas dos décadas se han duplicado los pacientes con cáncer de próstata y siendo este uno de los tumores malignos que más muertes provoca, la oncología molecular ha desarrollado distintos protocolos para detener o retrasar el crecimiento de células cancerosas, en especial su variante biológica que eleva el nivel de precisión terapéutica, reduciendo reacciones adversas e impidiendo que células tumorales se ramifiquen a otras partes del cuerpo, ayudando así al sistema inmune para que se defienda contra diseminación o reapariciones del cáncer”, explicó el doctor Ramón Gutiérrez, patólogo y oncólogo molecular, presidente de Sociedad Chilena de Inmunoterapia de Células Dendríticas y Exosomas (Sochidex).
Y es que en la actualidad, la principal área de investigación en oncología molecular a nivel mundial la constituye la inmunoterapia, con un 70% de las investigaciones. De hecho, por sus buenos resultados se constituye como el cuarto pilar terapéutico contra enfermedades oncológicas, junto con la cirugía, quimio y radioterapia. “La inmunoterapia farmacológica ha logrado identificar dianas o moléculas especificas dónde actuar; por su parte, la inmunoterapia biológica, cuando se dispone de la biopsia del paciente, alcanza altísimos niveles de precisión (3ª generación) con buena tolerancia, con mínimas reacciones adversas, de baja intensidad”, comentó el especialista.
La etapa del cáncer resulta ser uno de los factores principales para poder seleccionar qué tipo de tratamiento se realizará. A pesar de ello, existe otros factores como la edad del paciente; su salud en general; expectativa de vida; entre otros. “Uno de los factores principales a considerar es el riesgo de que el cáncer regrese (recurrencia) después del tratamiento inicial”, explicó el doctor José Carlos Castillo, director del Consorcio Internacional Biogénica, quien añadió que el cuerpo humano tiene una función de inmunovigilancia, encargada de eliminar células con transformaciones potencialmente malignas, pero como el cáncer es una enfermedad evolutiva el cuerpo va desarrollando mecanismos para evadir dichos sistemas de defensa.
Con cada tratamiento oncológico tradicional (quimio o radioterapia), ciertamente pueden morir células cancerígenas, aunque también se están seleccionando grupos celulares resistentes que intentan continuar con la enfermedad. “En el caso de la inmunoterapia biológica, no ataca los tejidos sanos del cuerpo y como desarrolla memoria inmunológica, es capaz de seguir actuando contra el tumor, lo que permite prolongar las expectativas de vida del paciente; disminuir en hasta un 70% la reaparición del tumor; potenciar en hasta un 40% los resultados de los tratamientos tradicionales y, en pacientes con cáncer avanzado, puede incluso ser la única opción de tratamiento, llegando a aumentar su sobrevida en hasta un 325%”, aclaró Francisco Gutiérrez, director de I+D en Biogénica.