La información aparece este lunes en La Tercera, que consigna que el propio Rivera lo reconoció a su círculo más cercano en Carabineros. “Yo me voy, no quiero que después mi familia me ‘recoja con pala’. Estoy cansado de todo”, les dijo.
El general Rivera era hasta el viernes el jefe de la Zona Metropolitana. Se trata del hombre a cargo de los servicios policiales en todo Santiago, y sexto en la línea de mando de la institución. Sin embargo, con la salida de Franzani, el general Rivera quedó al mando de Orden y Seguridad de manera interina, como subrogante.
Rivera le comunicó su decisión de renunciar al general director el viernes pasado, en la Escuela de Oficiales de Carabineros, ubicada en Providencia. El general Soto, sin embargo, le pidió postergar su salida hasta el miércoles, para que no se produjera antes de la interpelación al ministro Chadwick, el martes en la Cámara de Diputados.
Fuentes de la institución plantean que podría haber más dimisiones. En la reunión del viernes pasado, el general Soto les dijo a los generales presentes que hicieran una revisión interna de su personal a cargo, y que les comunicaran a los mandos medios que siguieran trabajando con la confianza institucional, pero que si querían dar un paso al costado, estaban en su derecho de hacerlo, siempre y cuando fuera el miércoles.
De todo el Alto Mando de Carabineros, seis son los cargos de generales inspectores, es decir, los que tienen más antigüedad en la institución. Sin embargo, solo cinco entran en la quina para suceder al general director una vez que este cumpla su periodo o bien se retire antes.
Con la salida de Franzani, al interior de la institución se cree que dos podrían ser las posibilidades para ocupar su cargo. Una es el general Fernando Rivero, director nacional de Apoyo a las Operaciones, pero debería bajar un escalón en la línea de mando.
La otra posibilidad es el general Kurt Haarmman, jefe de Personal, quien contaría con la confianza del gobierno, pues en 2013 se desempeñó como edecán del ministro Chadwick, en el primer gobierno de Sebastián Piñera.
Sin embargo, hay algunas dudas sobre esta posibilidad. Una es que se pretendía esperar por esa designación y así reemplazar al general Soto, en tres años más, pero la contingencia obligaría a elevarlo en la línea de mando.
Con la salida del general Rivera, el nombre de Haarmman volvió a tomar fuerza, aunque su cercanía con Interior causa recelo en Carabineros, pues lo consideran más cercano a lo político que a lo operativo.
En tanto, distintos sectores políticos reclaman cambios de estructura de Carabineros. El exministro del Interior Jorge Burgos señaló que “lo primero es terminar con la cultura de mentir, sea para inculpar a inocentes u ocultar delitos. Es de una gravedad inconmensurable. Todo lo otro es secundario”.
En tanto, para el exsubsecretario de Carabineros, el senador Felipe Harboe, es necesaria una “profunda reestructuración interna, con sistema de controles cruzados y controles externos. Cambios en la formación y sistema de ascensos”.