Continúan los estudios científicos alrededor del mundo en búsqueda de encontrar alguna solución para combatir la pandemia del Covid-19. En Francia, el doctor Djillali Annane, jefe del servicio de medicina intensiva y reanimación del hospital Raymond Poincaré de Garches, es coautor de uno de los 7 estudios que confirmaron la eficacia de los corticoides para los casos graves de coronavirus.
Según el experto, el uso de corticoides “supone un giro espectacular por varias razones. Primero, porque es el primer tratamiento que demuestra tener un efecto beneficioso sobre la supervivencia, con un nivel de certeza muy elevado, apoyado en varios ensayos clínicos realizados en los cinco continentes. Segundo, este tratamiento no es solo beneficioso para los pacientes graves en reanimación, sino también para los que se hallan bajo oxígeno (…) El tratamiento puede justamente impedir que el estado de estos últimos empeore y deban ser trasladados a reanimación”.
Agregó que “en los ensayos clínicos publicados hasta ahora, no se detectó ningún elemento preocupante sobre eventuales complicaciones… y quizás sea la mejor noticia, es que este tratamiento no es caro. Cuesta entre 10 y 40 euros (11,8 y 47,3 dólares) tratar a un paciente y está disponible en todo el mundo, tanto en los países pobres como ricos. Es un tratamiento que podrá salvar vidas tanto en África y América Latina como en Nueva York, París y Tokio”.
Explicó que “desde hace 70 años, millones de personas utilizan la cortisona. Es un medicamento que actúa para disminuir una inflamación, independientemente de su origen. En el mundo hay millones de personas asmáticas o que sufren reumatismos articulares que cada día toman corticoides. Los corticoides no actúan directamente sobre el coronavirus: previenen la inflamación que el virus produce o bien, si esta inflamación ya surgió, disminuye la intensidad y reduce la duración. Pero no es en absoluto un tratamiento preventivo, no hay que tomarlo si no hay síntomas”.
UN “RAYO DE ESPERANZA” EN EGIPTO
El tratamiento del nuevo coronavirus con plasma representa un “rayo de esperanza” en Egipto, un país de 100 millones de habitantes con un sistema sanitario frágil y que quiere estimular las donaciones de sangre, que suelen ser escasas.
“El coronavirus es uno de esos virus que no tienen libros de texto (…) estamos luchando contra un enemigo desconocido, por lo que cualquier forma de tratamiento es un rayo de esperanza al que debemos aferrarnos”, explicó a la AFP Ihab Serageldin, director del Centro Nacional de Transfusión de Sangre en Egipto.
Cuando una persona contrae el Covid-19, su cuerpo produce anticuerpos para combatir el coronavirus que se concentran en el plasma, la parte líquida de la sangre.
El tratamiento consiste en extraer los anticuerpos de personas que han sido infectadas pero que se han recuperado -el llamado plasma convaleciente- e inyectarlo luego en personas enfermas.
Según Serageldin, el método es prometedor a la espera de una vacuna. Desde abril, dirige una campaña para alentar a los más de 79.000 pacientes curados en Egipto para que donen plasma.