La obra de Miguel de Cervantes le fue regalada por las autoridades de la cárcel donde está recluido, luego que el capo de la droga señalara estar deprimido y cansado después de tanto tiempo prófugo de la justicia tras escaparse del recinto el 11 de julio de 2015.

“Llegó deprimido, cansado de estar huyendo, fue lo que indicó en su primera declaración cuando llegó al penal, por lo que le entregamos el libro El Quijote”, confidenció este miércoles el jefe del Órgano Administrativo de Prevención y Readaptación Social, Eduardo Guerrero, quien está a cargo de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Según indicó la autoridad a la emisora mexicana Imagen Radio, el narcotraficante capturado el 8 de enero pasado en su estado natal de Sinaloa, está en ese estado desde que llegó a la cárcel de Altiplano, según el mismo señaló en su primera declaración ya recluido.

La anécdota del regalo del libro escrito por el autor español Miguel de Cervantes es una más de las que rodean la historia de Guzmán, quien la noche del 8 de enero fue recluido en el penal de máxima seguridad del que se escapó el 11 de julio de 2015 por un túnel de 1,5 kilómetros.

Guerrero dijo que “El Chapo” recibe en su celda comida probada antes por un perro para evitar envenenamiento y solo puede comunicarse con sus abogados, aunque ha sido controlado por los médicos en tres oportunidades.

Contó también que al recinto penitenciario ubicado en el Estado de México llegó Emma Coronel, quien dijo ser su esposa, pero no tuvo acceso a Guzmán porque no están casados.

“Legalmente no es su esposa y no puede ingresar hasta que demuestre que Guzmán está divorciado o es su concubina”, indicó el funcionario, quien comentó que el narco tiene registradas a sus hijas, hermanas y mamá para visitas.

Desde su llegada al Altiplano, Guzmán ha sido cambiado de celda en once oportunidades, casi una por día, una medida que se ha puesto en marcha en los últimos meses cuando se trata de objetivos considerados prioritarios para el Gobierno, a fin de evitar una evasión.

Eduardo Guerrero dijo ser el responsable de que el líder del cártel de Sinaloa no se haga daño en prisión u otros no se lo hagan.

Añadió que prácticamente a diario hace un recorrido de supervisión en el Altiplano, “todos los días me llegan informes de cómo se está llevando a cabo la seguridad”, que se ha redoblado tras la fuga del delincuente, la segunda después de la que protagonizó en 2001 en la prisión de Puente Grande, en el occidental estado de Jalisco.