La pandemia de coronavirus impidió el traslado de los cadáveres de veinte víctimas musulmanas de una masacre cometida hace casi 30 años por las fuerzas serbias en la región de Prijedor (noroeste), pues los familiares no pudieron desplazarse al lugar este lunes.
Treinta civiles bosnios (musulmanes) muertos en 1992, a comienzos del conflicto intercomunitario, debían ser enterrados este lunes en Kamicani, ciudad cercana a Prijedor.
Pero las restricciones debido al coronavirus impidieron a muchas familias, entre ellas varias que trabajan en el extranjero, estar presentes, y sólo seis cuerpos fueron enterrados, corroboró un fotógrafo de la AFP.
“Esperaron ese momento más de 20 años, vivían para eso, para enterrar los despojos de sus seres queridos, y ahora no pueden hacerlo“, se lamentó en la televisión regional Mirsad Duratovic, que dirige una asociación de ex presos.
Las víctimas eran parte de un grupo de más de 200 civiles, en su mayoría bosnios, pero también croatas (católicos), detenidos en Trnopolje, en la región de Prijedor y luego ejecutados el 21 de agosto de 1992.
Ese fue uno de los episodios más macabros del conflicto intercomunitario bosnio que causó más de 100.000 muertos, entre 1992 y 1995.