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El potente rezo al planeta de más de 500 mujeres en el Valle Sagrado de Perú

Cuarenta días antes de que estallara la crisis social en Chile, 560 mujeres, procedentes de 30 países, entre las que se encontraban 100 chilenas, participaron en el megaencuentro “Convergencia Intercultural de Mujeres: Juntas Somos Medicina”. Celebraron un gran ritual de unificación de las aguas, de las cenizas de fuegos sagrados, de las tierras, montañas y valles; de los rezos y cantos de diversos rincones del mundo, y escucharon los mensajes de 13 abuelas ancestrales. Acá cuentan cómo se empoderaron y empezaron a vivir con mayor conciencia.
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Durante una semana, 40 días antes de que comenzara el estallido social en Chile, 560 mujeres, procedentes de 30 naciones, se reunieron en el complejo arqueológico peruano de Pisac (o Pisaq) –a una hora de Cusco y distante 2.906, 3 kilómetros de Santiago- para elevar un rezo por el planeta, un rezo tan potente que “remeciera” a los Apus (montañas sagradas) de Los Andes.

Muchas eran las razones para ofrecerle plegarias a la tierra: la crudeza del cambio climático, el derretimiento acelerado de los glaciares, la sequía, los incendios que habían arrasado con explanadas en el Amazonas y el calor extremo. Nadie había quedado indiferente al “sufrimiento” del planeta o la “Gran Madre”.

Entre el 9 y el 14 de septiembre del año pasado, estas mujeres, de todas las edades, entre las que habían terapeutas, mujeres medicina que honran a la Pachamama, medioambientalistas, líderes y dirigentes sociales, además de 13 abuelas de linajes ancestrales que viven en conexión con la naturaleza y la profundidad de su alma, se dieron cita en el Valle Sagrado respondiendo al llamado de tres chilenas, co-creadoras de esta cumbre: Luzclara Camus, Mujer Medicina, conocida mundialmente por la formación de círculos de mujeres en plena dictadura (al centro en la foto); Astrid Brinck, terapeuta transpersonal, fundadora de Inner Rreedom Institute (a la izquierda), y Mahi Barahona, psicóloga, doula, guardiana del nacimiento y facilitadora de círculos de mujeres (a la derecha).

En este megaencuentro, denominado “Convergencia Intercultural de Mujeres: Juntas Somos Medicina”, las convocadas -entre las que se encontraban cerca de 100 chilenas- celebrarían un gran ritual de unificación de las aguas, de las cenizas de fuegos sagrados, de las tierras, montañas y valles; de los rezos y cantos de diversos rincones del mundo.

Las organizadoras intuían que esta reunión “remecería” las entrañas de Cusco y provocaría una “revolución de la energía femenina”. No podían imaginar siquiera que un mes después –el 18 de octubre- se desataría la crisis social en Chile y emergería, en las semanas siguientes, el colectivo LasTesis con el canto “Un violador en tu camino”, que pone el acento en la dignidad de las mujeres abusadas, que se volvió viral en el mundo entero.

¿Casualidad? Algunas de las participantes en la cita de Perú leen “entre líneas” que hubo una alineación invisible entre ambos movimientos de mujeres.

SEIS DÍAS MÁGICOS

El exclusivo Hotel Royal Inka, de Pisac, fue el epicentro de este hito. Las mujeres se olvidaron de sus diferencias raciales y culturales y compartieron como hermanas, como si se hubiesen conocido una vida entera.

Participaron de los rituales de convergencia, escucharon los mensajes de las abuelas (que son consideradas sabias dentro de sus culturas) y honraron a sus ancestros, sus duelos, la fertilidad y a la pareja sagrada.

Siempre estuvieron guiadas por Luzclara, Astrid y Mahi, y las abuelas que con una sola mirada otean las profundidades del alma: Miliwanga Wurrben (mujer Rembarrnga de Australia); Martina Mamani (Mujer Medicina de tradición andina) Cecilia Paniagua (guardiana de la cultura Chavín); María Apaza (Altomisayoc Q’ero), Sweet Medicine (líder espiritual americana del linaje Chickasaw); María Valdivia (Mujer Medicina chilena residente en Ibiza); Ana Luisa Solís (guardiana de saberes ancestrales mexicanos); Rosalinda Namises (activista y política de Namibia); Francisca Calfín (Lawentuchefe Mapuche); Nan Amalia Tum (curandera de tradición Maya) y Marianna García Legar, Doña Loba (activista femenina argentina residente en Barcelona).

Luego de la ceremonia de bienvenida, que se realizó el lunes 9 de septiembre, que culminó con el tránsito por el Laberinto de Luz (en la foto), ofrendado por la abuela Marianna, siguieron jornadas – duraban cerca de tres horas- dedicadas a los rituales de unificación de los cuatro elementos. Cada mujer llevó desde su lugar de procedencia un poco de tierra, agua, cenizas y plumas.

El martes 10 estuvo dedicado al fuego. Las participantes lucieron en sus atuendos una prenda de color rojo y danzaron en círculos concéntricos alrededor del altar principal compuesto  de un fuego circunscrito en una Chakana (Cruz Andina) de piedras.

El día miércoles se honró al agua y las participantes privilegiaron el azul en sus vestimentas. El jueves estuvo dedicado a la tierra (el color amarillo y oro fue el dominante) y el viernes al aire, donde predominó el blanco.

Cada día, luego de los intensos rituales de unificación, se instalaba un mercadito y la noche cerraba con alguna presentación musical. Se llevaron los aplausos Astrid Brinck y su hija, y Moyenei Valdés, ex vocalista de Mamma Soul, quien reside en México.

Durante las tardes se realizaban los Consejos de Abuelas, donde estas mujeres sabias compartían recomendaciones con las asistentes tales como la necesidad de conectarnos con nuestro interior, no mantener relaciones tóxicas, cuidar el hogar y mantener una vela prendida en alguna habitación para mantener atizado el fuego de nuestras vidas.

Hubo momentos conmovedores. El viernes, luego de la unificación del aire, todas las participantes, lideradas por Luzclara, peregrinaron por las calles de Pisac. Los residentes de esta pintoresca localidad salieron a los balcones o se agruparon en las esquinas para aplaudir a estas sanadoras revolucionarias que vestían de blanco.

El último día se honró el Sagrado Masculino. Fueron invitados cerca de un centenar de varones de Pisac. Estos ingresaron por un túnel realizado por mujeres, se dirigieron al altar y se sentaron alrededor de las abuelas quienes los bendijeron.

Llegó la hora de la despedida. Las 560 mujeres se instalaron en los alrededores del altar y en el sendero que guiaba a la salida. Las abuelas emocionadas se tomaron de la mano y se alejaron danzando. Lágrimas rodaron por las mejillas de todas. Terminaba un evento que sería muy difícil de olvidar.

“LA FUERZA DEL REZO UNIDO”

Han pasado cuatro meses de ese momento mágico y el canto, baile y consejos de las organizadoras y abuelas resuena todavía entre las participantes.

En su hogar en Pisac, de cara al Apu Pachatusan, Luzclara remarca que esta experiencia le dejó “un gran empoderamiento y mucha enseñanza además de experimentar una vez más los sueños manifestados y sentir la fuerza del rezo unido en amor”.

A muchos kilómetros de distancia, en Pucón, Mahi Barahona reflexiona: “La experiencia de la Convergencia comenzó desde su gestación a ser tremendamente transformadora, guiada siempre por una fuerza mayor que nosotras, ante la cual solo quedaba humildemente rendirse. Estuvo llena de magia en todo momento: antes,  durante los 6 días de reunión y lo sigue estando aún hoy. Para mí –añade- al igual que para muchas de las abuelas invitadas y mujeres participantes, hubo un antes y un después muy profundo, lleno de sanación, renovada fuerza, sabiduría, respaldo y nuevas visiones en lo personal, y en vista del movimiento de despertar femenino hacia los nuevos tiempos, tanto en las mujeres como en los hombres y en la Tierra”.

Astrid Brinck añade que el encuentro le dejó la experiencia “de ser testigo del potencial humano en un espacio de aunténtica co-creación. Me llena de emoción saber que somos tantas quienes llevamos ahora una vivencia concreta de lo que el mundo necesita para convivir como humanidad con nuestra hermosa diversidad, ofrendando cada una lo mejor de sí para un propósito mayor al servicio de todos”.

“LOS CAMBIOS QUE EXPERIMENTAMOS SON FUERTES”

Sweet Medicine, abuela invitada de Estados Unidos, dice convencida que su experiencia de deleite en esta Convergencia le cambió la vida. “Proveníamos de muchos caminos diferentes, inspiradas, abiertas, apoyándonos y colaborando con nuestra medicina, nuestra esencia, de una manera no competitiva, libre de juicios. Quedé tan asombrada con el fabuloso compartir de nuestras enseñanzas al mostrar e inspirar con la verdad, la sabiduría y nuestras experiencias de la vida”.

La abuela invitada de Namibia, Visolela Rosalinda Namises, agrega que este megaencuentro desmitificó “la relación que las mujeres estamos teniendo unas con otras. Y además a través de edades, países y culturas diferentes, interactuamos y participamos juntas, unimos nuestros diferentes rituales culturales en uno y eso es para mí un gran avance para el futuro. La Convergencia me ha demostrado que hay esperanza y posibilidades cuando las mujeres nos unimos. Había poder, energía, risa y paz entre nosotras, así creo que esto debe continuar y juntar a muchas más mujeres para nuestra sanación y la sanación de la Madre Tierra”.

Francisca Calfin Lawentuchefe, Mujer Medicina mapuche de Chile, recalca que “han llegado los tiempos de reunirnos, de hacer fuerza entre las abuelas, madres, hijas y nietas de diferentes tradiciones de todos los territorios , por nuestras relaciones, por nuestro hogar, la Madre Tierra. Hay que hacer ceremonias invocando el Newen (fuerza espiritual) para que el amor prevalezca y florezcan las conciencias del cuidado de nuestros cuerpos, de nuestras relaciones y el cuidado de la Ñuke Mapu (Madre Tierra) pues los cambios que estamos experimentando son fuertes y solo el rezo podrá sostener el futuro de la humanidad, creando conciencia en nuestras futuras generaciones y todo esto es lo que se materializa en esta Convergencia”.

“UN GRAN NÉCTAR PARA MI CORAZÓN”

En la tranquilidad de su hogar en México, Moyenei Valdés comenta que “la Convergencia fue un llamado poderoso. Lo que viví esos días bajo los pies de la Cordillera de los Andes fue mucho más de lo que imaginé. Las abuelas de todos los continentes, hermanas de todo el planeta y todas las edades, manifestamos juntas un ritual universal único e inmensamente amoroso y potente, que definitivamente fue un gran néctar para mi corazón. Un encuentro inolvidable y necesario para estos tiempos, que son tiempos de unidad, de belleza. ¡Juntas Somos Medicina!”.

Francisca Cortés Solari, presidenta de la Fundación Caserta, apoyó y colaboró con la realización de la cita. Hoy recuerda que vivió “hermosos momentos, fue todo muy sanador. Muchas gracias por tan grande esfuerzo. La gratificación vale más que nada y esta ha sido lograr unir a tantas mujeres hermosas”.

Otra mujer que contribuyó para que se llevara a cabo esta cumbre es Teresa Campos, directora del Ministerio de Cultura de Cusco. En esta ciudad histórica rememora lo vivido. Lo importante –asegura- es “valorar que el rol de las mujeres en la permanencia y resistencia de los saberes de los pueblos ancestrales es una cuestión de justicia. Las mujeres que se reunieron en la Convergencia pusieron de manifiesto que Somos Medicina, convocando nuestros espíritus y fuerzas para cuidar nuestro mundo y nuestro futuro”.

PRÓXIMA CITA EN TEPOZTLÁN, MÉXICO

El viernes 13 de septiembre, al término de la unificación del aire, Luzclara, Mahi y Astrid anunciaron que habría una segunda versión de Convergencia Intercultural de Mujeres (www.somosmedicina.org). Esta vez se realizaría en Tepoztlán, México, entre el 21 y el 26 de septiembre de 2020. La cita no pudo realizarse a causa de la pandemia de Covid19.

En esta localidad, ubicada al sur de la Ciudad de México, conocida por ser el lugar de nacimiento de Quetzalcóatl, el dios azteca representado con una serpiente emplumada, convergerán nuevamente las mujeres del mundo.

Es que los corazones de todas quedaron unidos en el infinito. Chaltumay!

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