La Cooperativa de Agroturismo Saltos de Huemules comenzará a elaborar el producto de manera industrial para poder comercializarlos en grandes volúmenes a partir de 2018.
La grosella es un fruto poco comercializado, pero que es abundante desde la Región de Los Ríos al sur de Chile. Ovalada, de sabor agridulce y en variedades blanca, roja, amarilla y verde, tienen un sabor agridulce y generalmente son usadas para elaborar mermeladas, jugos, conservas caseras y chicha.
Eso hasta ahora, ya que la Cooperativa de Agroturismo Saltos de Huemules de la Región de Aysén comenzará a producir un espumante cuya base será la grosella y que se espera salga a la venta en 2018.
Carlos Sáez Oñate y su esposa Felicinda Roa Sánchez, productores de la localidad de Cerro Galeno, a 40 kilómetros al sureste de Coyhaique, comenzaron la preparación de esta particular bebida de manera artesanal tras su establecimiento a orillas del río Huemules, en 1923.
La receta se volvió una tradición y una herencia, y hoy en manos de una de sus hijas, Palmenia Sáez Roa. Su familia formó la Cooperativa de Agroturismo Saltos de Huemules, que preside Franco Uribe Mansilla, y que tiene como proyecto producir el espumante. Para eso cuenta con el apoyo del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del gobierno regional de Aysén, la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), Indap y las empresas regionales Ruibarbo Restaurant y Hotelera Patagonia Limitada.
LA IMPORTANCIA DE DICHO PROYECTO
La iniciativa comenzó en septiembre pasado con una inversión de $105 millones, 55 aportados por FIA, 6 del Programa de Desarrollo de Inversiones de Indap y la diferencia por la Cooperativa.
El método utilizado será el champenoise, que considera lavado, prensado, cocción y maceración de los frutos, estanques para fermentación del mosto y sistema de lavado, llenado y sellado de botellas, las que serán comercializadas a partir de 2018 entre turistas que visiten Saltos del Huemules, los restaurantes y lodges de la región y quienes lo demanden en el resto del país.
Franco Uribe señaló que se “se trata de un producto que tiene un gran valor, ya que nace de varios tipos de rescates: del rescate de la tradición y también del rescate del fruto. Nosotros estamos rescatando las matas de grosellas que estaban en las antiguas taperas de los primeros pobladores que llegaron a esta región y creemos que la gente lo va a recibir de muy buena manera”.
Héctor Echeverría, director de FIA, afirmó que el proyecto tiene una serie de cualidades que justifican su apoyo, “en primer lugar, es una iniciativa presentada por una cooperativa de pequeños productores, lo cual implica un impacto social que para nosotros resulta muy relevante. Luego, rescata una especie frutal introducida hace casi un siglo a la región, otorgándole un carácter patrimonial y territorial incuestionable. Y, finalmente, es un proyecto que agrega valor, generando un producto que ya cuenta con el interés comercial de importantes hoteles y restaurantes de la región, lo cual garantiza su futura inserción comercial”.
“Es un proyecto emblemático de la Agricultura Familiar Campesina en la Patagonia. La producción de esta bebida abre una nueva posibilidad de valoración de la cultura local y atraerá turistas interesados en las tradiciones de nuestro mundo rural”, dijo el director de Indap Aysén, Marcelo Hernández.
SECCIÓN: Economía
AUTOR: Ricardo Pérez V.
FUENTE: La Nación