No hubo sorpresas en la gala de los Goya: la aclamada “Roma”, del mexicano Alfonso Cuarón, favorita para los Oscar, se erigió también como la Mejor Película Latinoamericana en la gran fiesta del cine español celebrada este sábado en Sevilla.
Esta película de autor, inspirada en la infancia del cineasta y grabada en blanco y negro, cosechó en España un nuevo éxito que se suma al León de Oro de Venecia, dos Globos de Oro y diez nominaciones en los Oscar, entre ellos a mejor película.
En esta ocasión competía contra el thriller policíaco “El Ángel”, del joven argentino Luis Ortega; la uruguaya “La noche de 12 años” en que Álvaro Brechner relata el cautiverio del expresidente José Mujica durante la dictadura militar, y el drama chileno “Los perros” de Marcela Said.
El galardón termina con dos décadas de sequía del cine mexicano en España: a pesar de sus numerosos éxitos internacionales de los últimos años, “Roma” es apenas la tercera película de ese país en llevarse el Goya a mejor película latinoamericana, categoría dominada históricamente por Argentina.
Antes de Cuarón, solo Luis Alcoriza con “Lo que importa es vivir” (1987) y Jorge Fons con “El callejón de los milagros” (1995) habían obtenido el busto del pintor Francisco de Goya que se entrega a los vencedores en los considerados como los Óscar del cine español.
Después de su consagración internacional con “Gravedad”, ganadora de siete Oscar entre ellos el de mejor dirección, Cuarón se dedicó a reconstruir un fragmento de su infancia en el acomodado barrio de la capital mexicana que da nombre a la película.
Hablada en español y un dialecto indígena, la cinta se ubica en el turbulento México de los años 1970, ofreciendo un vivo y profundo retrato de los conflictos domésticos y las jerarquías sociales de esa época.
Todo ello a través de dos mujeres: una madre en pleno proceso de separación (Marina de Tavira) y una niñera de origen indígena y embarazada tras sus primeras experiencias sexuales (Aparicio).
Aclamada desde su lanzamiento, la película ha venido acompañada por la polémica a causa de su producción, a manos de la plataforma Netflix, criticada por los estudios tradicionales por haber distribuido masivamente en internet y de forma muy limitada en las tradicionales salas de cine.
Esta película de autor, inspirada en la infancia del cineasta y grabada en blanco y negro, cosechó en España un nuevo éxito que se suma al León de Oro de Venecia, dos Globos de Oro y diez nominaciones en los Oscar, entre ellos a mejor película.
En esta ocasión competía contra el thriller policíaco “El Ángel”, del joven argentino Luis Ortega; la uruguaya “La noche de 12 años” en que Álvaro Brechner relata el cautiverio del expresidente José Mujica durante la dictadura militar, y el drama chileno “Los perros” de Marcela Said.
El galardón termina con dos décadas de sequía del cine mexicano en España: a pesar de sus numerosos éxitos internacionales de los últimos años, “Roma” es apenas la tercera película de ese país en llevarse el Goya a mejor película latinoamericana, categoría dominada históricamente por Argentina.
Antes de Cuarón, solo Luis Alcoriza con “Lo que importa es vivir” (1987) y Jorge Fons con “El callejón de los milagros” (1995) habían obtenido el busto del pintor Francisco de Goya que se entrega a los vencedores en los considerados como los Óscar del cine español.
Después de su consagración internacional con “Gravedad”, ganadora de siete Oscar entre ellos el de mejor dirección, Cuarón se dedicó a reconstruir un fragmento de su infancia en el acomodado barrio de la capital mexicana que da nombre a la película.
Hablada en español y un dialecto indígena, la cinta se ubica en el turbulento México de los años 1970, ofreciendo un vivo y profundo retrato de los conflictos domésticos y las jerarquías sociales de esa época.
Todo ello a través de dos mujeres: una madre en pleno proceso de separación (Marina de Tavira) y una niñera de origen indígena y embarazada tras sus primeras experiencias sexuales (Aparicio).
Aclamada desde su lanzamiento, la película ha venido acompañada por la polémica a causa de su producción, a manos de la plataforma Netflix, criticada por los estudios tradicionales por haber distribuido masivamente en internet y de forma muy limitada en las tradicionales salas de cine.