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Equipo chileno que desarrolla vacuna contra el coronavirus contiene la euforia: podría estar disponible en 18 meses

Con una década de ventaja trabajando contra el virus respiratorio sincicial, de una robustez similar a la del Covid-19, la posibilidad de contar con una inmunidad que haga frente al coronavirus se ve cercana, pero no tanto. Los investigadores contienen el entusiasmo y evitan que la euforia se propague advirtiendo sobre los pasos necesarios para que una vacuna sea aprobada para su uso en humanos.
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El coronavirus avanza por el mundo derribando a las bolsas de comercio, colándose por los aeropuertos y sembrando la inquietud. China, el país donde se originó el Covid-19, asegura a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que bajó de 2 mil infectados diarios a solo 90. España ha debido hacer frente a esta emergencia sanitaria global en su época de mayores recortes en salud e Italia puso en cuarentena a todo el país.

El virus ya llegó a América del Sur –se reportó el primer fallecido en Argentina- y Chile, que decretó Alerta Sanitaria por el virus el 7 de febrero pasado, confirmó este martes que los casos notificados llegaron a 17, cinco de los cuales están vinculados a un colegio de Vitacura.

A nivel local, la inminente llegada de la estación fría y el alza exponencial de los virus respiratorios que podrían potenciar y camuflar el coronavirus, se encuentran con una buena noticia: el anuncio del desarrollo de una vacuna candidata contra el Covid -19 por parte de científicos chilenos. Se trata de un equipo de infectólogos de la Universidad Católica, el Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII) y el Consorcio Tecnológico en Biomedicina Clínico Molecular (BMRC) que, aseguran, podrían tener un primer prototipo de la vacuna dentro de los próximos dos meses.

La clave del veloz avance biotecnológico es producto de la tarea ya hecha en décadas anteriores de investigación exitosa contra el virus respiratorio sincicial y el metapneumovirus humano, explica el doctor Alexis Kalergis, director del IMII. Reitera que el plazo es de dos meses para dar forma a una fórmula efectiva contra el coronavirus en el filo de la llegada del invierno en el hemisferio sur, pero aclara que el combate de este tipo de epidemias exige realizar una extensa investigación científica y clínica.

“Ya hay más de ocho proyectos contra el nuevo coronavirus en el mundo y hay grupos que trabajan en proyectos de vacunas contra otros virus similares que tratan de cambiar de virus. Sin embargo, lo que puede alargar su desarrollo son todas las pruebas necesarias de toxicidad, efectos secundarios, seguridad, inmunogenicidad y eficacia en la protección”, señala sobre los estudios que realizan países como China, EEUU, Australia, Israel y ahora Chile con adultos sanos, entre 18 y 50 años.

Ante las enormes expectativas que provoca este avance, el bioquímico y doctor en genética molecular y microbiología, Pablo González, perteneciente al equipo de Kalergis, también llama a la mesura en tiempos en que las respuestas urgen. El especialista recalca que los plazos para que una vacuna pueda salir del laboratorio, ser aprobada y llegue a inocular a la población siguen pasos relativamente lentos que deben seguirse de manera estricta.

“Antes de introducir una vacuna en la población, primero debe demostrarse la seguridad en su formulación, registrarse la respuesta que genera en el individuo y, finalmente, mostrar efectividad en cuanto a porcentaje en que protege o no a la población. En este caso se suma una cuarta etapa en la que se prueba que esta vacuna sirva en diferentes etnicidades. De estas cuatro etapas, actualmente el desarrollo de una vacuna que afecte al coronavirus, se encuentra en una etapa previa a la primera”, señala con cautela.

Ante este escenario y los pasos exigidos por la Organización Mundial de la Salud, la disponibilidad de una vacuna como la que el ciudadano atemorizado busca, podría estar en las farmacias y vacunatorios dentro de un año o un año y medio. “Ante medidas extremas como las que se viven y según las alertas de la OMS, se están realizando todos los esfuerzos en materia de regulación y evaluación clínica hacia estas vacunas enfocadas en virus o bacterias que tienen un impacto pandémico”, revela González sobre este trabajo científico contra el tiempo.

En tal sentido, el concepto de “vacuna candidata” se refiere a una fórmula que en rigor podría funcionar, pero que no ha sido probada en humanos aún. “A favor, tenemos el hecho de que se está trabajando en una plataforma que usa conocimientos previos obtenidos durante la creación de la vacuna contra el virus respiratorio sincicial y se han modificado los componentes del sincicial con los del coronavirus para la base de una vacuna muy similar y que ya fue probada como efectiva en su momento”, agrega.

ACUERDOS ESTRATÉGICOS

Este metódico proceso es el mismo de otros grandes laboratorios de todo el mundo: EEUU trabaja en un tratamiento contra el coronavirus que podría estar disponible para mediados de este 2020, pero que llegaría al mercado a principios de 2021. En tanto, China -cuna del virus- tiene previsto comenzar a probar en abril las primeras vacunas en humanos con su propio protocolo y motivado por la muerte de cerca de 3 mil contagiados de coronavirus. Pablo González, está expectante pero optimista de esta cadena de prueba y desarrollo.

¿Qué desafíos plantea a la industria científica local esta emergencia global?, ¿Dónde cree que están los puntos más sensibles que deben reforzarse en el futuro ante la aparición de nuevos males como el coronavirus?

-Este tipo de emergencia sanitaria plantea el desafío de que Chile debe trabajar seriamente en implementar acuerdos estratégicos con otros países en estas materias y a la vez generar las capacidades tecnológicas internas que le permitan resguardar la salud de su población, sin una dependencia absoluta de otros países. Como ejemplo, actualmente Chile depende 100% de otros países para las vacunas que administra. En situaciones de emergencia es esperable que cada país vele prioritariamente primero por sus necesidades y bienestar. Chile tiene sin duda recursos humanos muy valiosos y capaces en materia biotecnológica en el área de la biomedicina, pero debe trabajar en mejor infraestructura tecnológica y la posibilidad de financiar proyectos específicos de interés nacional.

La alerta de la pandemia coincide con un periodo cultural en el que se cruzan las creencias de un sector antivacunas y las suspicacias de quienes asignan un uso político a la emergencia sanitaria del coronavirus. ¿Qué daño cree que generan estos supuestos a la política pública de salud en este caso?

-Esperemos que poco. Es importante recordar que la alerta sanitaria vigente en este momento en Chile producto del coronavirus se da en respuesta a la alerta internacional emitida por la OMS la cual plantea la necesidad de preocupación y urgencia al asunto y seguir una serie de recomendaciones realizadas por este organismo. Los países que tienen las capacidades humanas, recursos materiales y normativas internas para seguir estas recomendaciones deberían realizarlas.
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