La pobreza en Chile asciende a un 26,9% si no se considera el “alquiler imputado”, es decir, prácticamente 3 de cada 10 chilenos/as no cuenta con los ingresos autónomos suficientes para superar la línea de la pobreza, según un nuevo estudio de la Fundación Sol.
La metodología oficial de la Encuesta Casen utiliza en la medición la figura del “alquiler imputado”, a través del cual, a una familia que es dueña de una vivienda (podría estar pagando el dividendo) u ocupa una a título de cesión de parte de familiares, por trabajo, o en usufructo, se le imputa como ingreso del hogar el equivalente al costo que tiene un arriendo en el sector o manzana donde habita.
“Esto significa que al monto de sus ingresos se suma el valor del ‘arriendo’ que están dejando de pagar. Por ejemplo, un hogar de 4 personas que genera ingresos mensuales por $150.000 y al cual se le imputa un alquiler de $300.000, dado que este es el valor promedio de la vivienda en la zona donde habitan, no estaría en situación de pobreza ya que se le calcula un ingreso de $450.000”, explicó Gonzalo Durán, investigador de Fundación Sol y autor del estudio.
Además, agregó, “a modo de referencia, en el caso de la pobreza informada (el 11,7%), se registran 1.368.566 (de un total de 2.046.404) personas en situación de pobreza con algún tipo de alquiler imputado”.
El estudio, denominado “Pobreza y fragilidad del modelo”, también detalla que si bien la Casen 2015 informa que el índice de pobreza el Chile llega a un 11,7%, cuando se extraen los subsidios y transferencias que entrega el Estado, la pobreza sube a un 15,8%.
Y, de hecho, considerando una canasta de alimentos de calidad y el ingreso autónomo de las familias, la pobreza por ingresos podría llegar hasta un 42%, lo que equivale a casi 7,3 millones de personas.
Al calcular la pobreza según ingresos autónomos (sin considerar los subsidios ni el alquiler imputado) según sexo, se observa que para los hombres llega a 25,4%, mientras que entre las mujeres alcanza un 28,3%.
La investigación señala, además, que los niveles de pobreza cuando sólo se incluyen los ingresos autónomos, muestra una especial fragilidad en dos grupos de la población: Los adultos mayores (60 años y más) que casi quintuplican su pobreza pasando de 6,6% (pobreza por ingresos totales) a 30,7%; y las personas pertenecientes a pueblos originarios, que pasan de 18,3% a 37,1%.
“El caso de los adultos mayores es particularmente crítico ya que –como se explicó- la pobreza por ingresos autónomos aumenta casi 5 veces, superando el 30%”, acotó Kremerman.
Adicionalmente, los investigadores muestran cuán sensible es la medición de la pobreza ante cambios en algunos parámetros, tales como la Canasta Básica de Alimentos. Por ejemplo, si se utiliza una Canasta Alimentaria de Calidad (CAC), equivalente a un aumento de un 36,1% del costo de la canasta de referencia, la pobreza por ingresos totales subiría de 11,7% a 24,8%.
“Esto significa que, si utilizamos criterios de alimentación más exigentes para la población, 1 de cada 4 chilenos/as se encontraría en situación de pobreza y para el caso de la pobreza por ingresos autónomos está llegaría a 41,6%, lo que equivale a casi 7,3 millones de personas”, enfatizó Kremerman.
“Este debate que es técnico y por sobre todo político, es prácticamente inexistente y termina por afectar a millones de personas que percibiendo salarios al límite son considerados fuera de la pobreza. Si bien en los últimos años se ha actualizado la metodología para calcular la pobreza por ingresos e incorporado la pobreza multidimensional, no ha existido un debate de fondo en relación a las cifras aquí divulgadas”, finalizó Durán.
La metodología oficial de la Encuesta Casen utiliza en la medición la figura del “alquiler imputado”, a través del cual, a una familia que es dueña de una vivienda (podría estar pagando el dividendo) u ocupa una a título de cesión de parte de familiares, por trabajo, o en usufructo, se le imputa como ingreso del hogar el equivalente al costo que tiene un arriendo en el sector o manzana donde habita.
“Esto significa que al monto de sus ingresos se suma el valor del ‘arriendo’ que están dejando de pagar. Por ejemplo, un hogar de 4 personas que genera ingresos mensuales por $150.000 y al cual se le imputa un alquiler de $300.000, dado que este es el valor promedio de la vivienda en la zona donde habitan, no estaría en situación de pobreza ya que se le calcula un ingreso de $450.000”, explicó Gonzalo Durán, investigador de Fundación Sol y autor del estudio.
Además, agregó, “a modo de referencia, en el caso de la pobreza informada (el 11,7%), se registran 1.368.566 (de un total de 2.046.404) personas en situación de pobreza con algún tipo de alquiler imputado”.
El estudio, denominado “Pobreza y fragilidad del modelo”, también detalla que si bien la Casen 2015 informa que el índice de pobreza el Chile llega a un 11,7%, cuando se extraen los subsidios y transferencias que entrega el Estado, la pobreza sube a un 15,8%.
Y, de hecho, considerando una canasta de alimentos de calidad y el ingreso autónomo de las familias, la pobreza por ingresos podría llegar hasta un 42%, lo que equivale a casi 7,3 millones de personas.
ADULTOS MAYORES Y PERSONAS DE PUEBLOS ORIGINARIOS
“Es de vital importancia develar los resultados de la pobreza en su estado más natural, es decir, aquella que genera el mercado. Si se busca evaluar qué tan efectivos son los salarios en Chile para superar la pobreza, el indicador más adecuado parece ser el que se expone en este estudio, es decir, la pobreza medida con ingresos autónomos”, señaló investigador de Fundación Sol, Marco Kremerman.Al calcular la pobreza según ingresos autónomos (sin considerar los subsidios ni el alquiler imputado) según sexo, se observa que para los hombres llega a 25,4%, mientras que entre las mujeres alcanza un 28,3%.
La investigación señala, además, que los niveles de pobreza cuando sólo se incluyen los ingresos autónomos, muestra una especial fragilidad en dos grupos de la población: Los adultos mayores (60 años y más) que casi quintuplican su pobreza pasando de 6,6% (pobreza por ingresos totales) a 30,7%; y las personas pertenecientes a pueblos originarios, que pasan de 18,3% a 37,1%.
“El caso de los adultos mayores es particularmente crítico ya que –como se explicó- la pobreza por ingresos autónomos aumenta casi 5 veces, superando el 30%”, acotó Kremerman.
Adicionalmente, los investigadores muestran cuán sensible es la medición de la pobreza ante cambios en algunos parámetros, tales como la Canasta Básica de Alimentos. Por ejemplo, si se utiliza una Canasta Alimentaria de Calidad (CAC), equivalente a un aumento de un 36,1% del costo de la canasta de referencia, la pobreza por ingresos totales subiría de 11,7% a 24,8%.
“Esto significa que, si utilizamos criterios de alimentación más exigentes para la población, 1 de cada 4 chilenos/as se encontraría en situación de pobreza y para el caso de la pobreza por ingresos autónomos está llegaría a 41,6%, lo que equivale a casi 7,3 millones de personas”, enfatizó Kremerman.
“Este debate que es técnico y por sobre todo político, es prácticamente inexistente y termina por afectar a millones de personas que percibiendo salarios al límite son considerados fuera de la pobreza. Si bien en los últimos años se ha actualizado la metodología para calcular la pobreza por ingresos e incorporado la pobreza multidimensional, no ha existido un debate de fondo en relación a las cifras aquí divulgadas”, finalizó Durán.