
Las pifias molestaron al “Equipo de Todos”, especialmente al capitán Claudio Bravo, que decidió increpar al público preguntándoles: “¿Qué están silbando, hueón? ¡Dejen de pitar!”. Indignación que también manifestó al término del partido.
“No se entiende cuando hay pifias de por medio. Cuesta entender por qué no nos apoyan. El estadio no estaba lleno, agradecer a las personas que vivieron. Esta selección se merece que el estadio esté repleto”, profundizó en diálogo con los medios de comunicación.
Pero el hecho rápidamente se transformó en debate, poniendo en cuestionamiento al tipo de público que asiste a los partidos de la Roja. En este contexto, Triunfo contactó a hinchas del fútbol que cada fin de semana priorizan por sobre cualquier otra actividad u obligación “ir a la cancha” a alentar al club de sus amores.

Quien es el vocalista de la banda Asamblea Internacional del Fuego fue tajante al asegurar que los hinchas de clubes y el público de la Selección chilena “son completamente distintos”.
“El hincha de Selección no necesariamente es un tipo futbolero. Eso quedó demostrado ante Venezuela, que comenzaron a pifiar porque querían que Chile hiciera más goles, sin entender que el fútbol no es solo hacer goles, sino que igual de importante es que no te hagan goles. Las pifias eran gratuitas, porque no hay análisis, porque los que van a apoyar a la Selección son hinchas del asado y del Play Station”, comentó.
Pero la observación de Emilio no queda ahí: “La gente que estaba en el estadio piensa que Venezuela es un equipo malo, sin entender que actualmente el fútbol es súper parejo. Hay presentes, eso es cierto, pero las Clasificatorias sudamericanas son las más complejas del mundo. Los que antes eran tan buenos ya no lo son tanto, y los que antes eran tan malos tampoco lo son de la misma manera”.

“Los hinchas de la Selección tienen un concepto diferente de lo que es el estadio, de lo que es el folclore del fútbol. En los partidos de la Selección van a sacarse fotos para presumir y juntarse con los amigos a hablar de otras cosas”, continuó el profesor de música.
Claudio Orellana Carter, integrante de la Coordinación Furia Roja, hinchada de Unión Española, se sumó al debate: “Cada partido tiene sus etapas, sus espacios. Los que estaban en el estadio creían que al hacer 2 goles en los primeros 10 minutos significaría un triunfo 7-0, y no es así. A veces hay que defender el resultado porque el equipo rival también juega. Eso no lo entiende la mayoría del público que va a los duelos de la Roja, porque son los mismos que aparecen en los estadios solo cuando al club le está yendo bien o cuando se juegan finales. Eso refleja la personalidad del chileno actualmente, particularmente del santiaguino”.

“LOS DIRIGENTES HAN ALEJADO A LA GENTE DE LA SELECCIÓN”
Otro tema en el que coincidieron estos tres fanáticos de sus respectivos clubes fue el “cómo han transformado a la Selección chilena en un negocio que aleja cada vez más al hincha”, según lo describe el barrista de la UC.“Desde hace años que ya no me calienta ir al estadio. Los dirigentes han distanciado a la gente del fútbol de la Selección chilena, potenciando a la televisión, subiendo el precio de las entradas. Frente a eso, son pocos los verdaderos fanáticos del fútbol que van al Estadio Nacional a ver a Chile, son más los tipos que tienen plata y se pueden dar el lujo, sin importar si te gusta o no. Es un evento social”, enfatiza.
En este contexto, el hincha albo afirma que “ir a ver a la Selección se transformó en un espectáculo mayor, similar a ir al concierto de alguna banda internacional. Los que van a ver a Chile lo hacen por ir a un evento y se juntan en torno a una coyuntura. Por eso la dirigencia pide unos dinerales por las entradas y estos sujetos las pagan, porque consumen un espectáculo que va más allá del fútbol”.


Cálculo que también hace Emilio de Colo Colo: “Las entradas del sector Océano, donde yo voy frecuentemente como abonado, costaban 125 mil pesos para ver a la Selección. Para mí es imposible siquiera pensar en pagar eso”.
“Me alegra que gane Chile y siempre es grato ver fútbol, pero veo los precios de las entradas y me imagino que el hincha de la Selección debe ser un tipo con mucho poder adquisitivo. Es más, si bien no me genera rechazo la Selección, este tipo de situaciones hacen que la Roja ya no me mueva ni un pelo”, sentencia.