“Chile tiene un trauma con la distribución del poder. Solemos concentrar las decisiones a todo nivel. Que pocos participen en las discusiones y que sean los “técnicos” quienes dictaminen cómo el resto desarrollamos nuestra vida, es un patrón que se repite en todo el país”, sostuvo en El Mercurio.
En este sentido, indicó que “de las comunas a provincias, de seremías a gobernaciones, de gobiernos regionales a ministerios, cada estructura del Estado intenta capturar para sí la mayor cantidad de toma de decisiones, el control de los presupuestos, las aprobaciones de inversión, el ordenamiento territorial y todo cuanto pueda para no confiar decisiones a los ciudadanos”, sostuvo.
Asimismo, el candidato propuso un “plan formal de transferencia gradual de recursos y competencias” desde los ministerios a los gobiernos regionales.
Otras medidas son la creación de un “fondo de incentivo a las inversiones privadas con pertinencia territorial“, la generación de incentivos para “atraer y retener profesionales” en regiones, y el ajuste del “pago de patentes municipales de grandes empresas a las comunas donde desarrollan su actividad”.
“Chile no será un país desarrollado si no avanzamos hacia la descentralización, si no transferimos poder real”, remarcó.