El deceso del presbítero Eduardo Lorenzo, de 60 años, ocurrió luego que la justicia emitiera una orden de arresto de este por ese delito en la causa iniciada este año, el que habría cometido contra menores de edad, según consta en el expediente judicial.
Las víctimas, hoy adultos, relataron que el religioso entablaba con ellos una amistad y luego los violaba en la casa parroquial, en quintas que alquilaba para celebrar fiestas y en reuniones de grupos de scouts que él coordinaba en La Plata, a 60 km al sur de Buenos Aires.
Según los afectados, los hechos ocurrieron entre 1990 y 2008 respecto de varones que tenían entre 13 y 15 años.
El sacerdote fue hallado muerto el lunes por la tarde en la sede de Cáritas en La Plata, adonde se alojaba. Junto a su cuerpo se encontró un arma de fuego, según indica el parte policial.
Lorenzo era excapellán del Servicio Penitenciario de la provincia de Buenos Aires, pero el arzobispado de La Plata había resuelto licenciarlo en el ejercicio del servicio religioso.
Ya había sido denunciado en 2008, pero en ese momento la causa se archivó por falta de pruebas, e incluso fue el propio sacerdote quien aseguró su inocencia y atribuyó las denuncias a una “campaña de difamación”.
Las pericias psicológicas forenses practicadas al ahora fallecido imputado, le atribuían “rasgos psicopáticos, perversos, narcisistas y obsesivos”.