Guerra, destrucción, huida. Darko Tolic vivió todo eso en carne propia. A comienzos de los 90, cuando tenía 5 años de edad y la guerra entre serbios y croatas sacudía su ciudad natal, su padre lo trajo a vivir con sus abuelos en Baden-Wurtemberg y luego regresó a Bosnia a combatir. Su madre se quedó en Alemania. Era enfermera y rápidamente encontró trabajo en un hospital.
La familia Tolic se benefició de la falta de personal cualificado y pudo permanecer en el país, a diferencia de otros refugiados bosnios. Tolic tiene 28 años y es activo en política. Está en contra de la llegada de refugiados e inmigrantes, sobre todo de allende los límites europeos.
“Europa es la patria de los pueblos europeos. Europa debe seguir siendo europea; y Alemania, alemana“, dice el bosnio-croata de Stuttgart.
Tendencias ultraderechistas
Tolic es fundador de la rama alemana de Partido Croata Autóctono de los Derechos (A-HSP), una facción de ultraderecha. Quiere “salvar a Europa de la extinción de los pueblos europeos” y opina que los alemanes son tan ingenuos que no advierten los peligros de una inmigración sin control.
No es un caso único. En las filas de la extrema derecha germana o incluso de agrupaciones neonazis hay varios políticos jóvenes que llegaron a Alemania escapando de la guerra o las penurias económicas de la antigua Yugoslavia u otros países.
Por ejemplo, Safet Babic, presidente del ultraderechista Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD) de Tréveris, quien tiene raíces bosnias. O Dubravko Mandic, del partido Alternativa para Alemania (AfD), que es oriundo de Sarajevo y se dedica a agitar contra los extranjeros.
Fenómeno conocido
El sociólogo Friedrich Heckmann dice que el fenómeno no es nuevo: “Al fin y al cabo, también los inmigrantes tienen prejuicios”. Recuerda que entre los que llegaron en los años 90 de la antigua Unión Soviética había gente con “muy fuertes prejuicios contra los musulmanes”.
“A comienzos de los 90 tuvimos una crisis migratoria comparable a la actual, con 1,5 millones de inmigrantes; hubo actos de violencia contra ellos, terribles incendios y hasta muertos. La situación se calmó paulatinamente con el endurecimiento del derecho de asilo, que redujo la inmigración”, explica Heckmann a DW.
Agrega que entre los inmigrantes ya asentados y los recién llegados suelen surgir conflictos, porque los primeros ven a los segundos como amenaza, ante el temor de que les disputen lo ya alcanzado.
Pocas diferencias
Darko Tolic afirma, sin embargo, que nunca le preocupó el aspecto económico. “Llegué como joven europeo a un país europeo, de modo que es legítimo que esté aquí. Me veo como un huésped que quiere regresar algún día a su patria”, asegura.
Dicho sea de paso, cerca de un 20 por ciento de los habitantes de Alemania tiene alguna raíz extranjera. De acuerdo con una encuesta del instituto YouGov, realizada por encargo del periódico Welt am Sonntag, un 40 por ciento de los habitantes de Alemania con antepasados extranjeros piensa que el país debe acoger a menos refugiados que en la actualidad. Lo mismo opina el 45 por ciento de los alemanes sin orígenes foráneos. Una diferencia que no resulta significativa.
AUTOR: Samuel Romo
FUENTE: Deutsche Welle