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Jordi Castell explica por qué vendió sus cámaras y las cambió por un smartphone

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Es el día después de que Santiago enfrentara los efectos de un mini temporal de lluvia. Y como la capital es una ciudad de extremos, la caída de árboles por el viento y el corte del suministro eléctrico dieron paso a aires despejados y un cielo azul. Un “Santiago en HD”, que los capitalinos amantes de la fotografía supieron aprovechar, incluyendo al conocido Jordi Castell. Fotógrafo de profesión, hace ya varios años que dejó las cámaras de lado para pasar a lo que considera es su evolución natural: los smartphones.

En entrevista con La Nación, el rostro de televisión confesó que decidió vender su cámara – de un valor superior a los $ 2 millones- cuando los teléfonos inteligentes lograron alcanzar el mismo nivel que un equipo profesional. “Fue un proceso en que casi necesité terapeuta para aceptaro, porque después de pasar toda una vida con una cámara en la mano, pasar a un teléfono fue aceptar que los tiempos han cambiado y que la inmediatez cersus resolución y técnica que me da un iPhone, se iguala e incluso se mejora que en una cámara profesional”.

Jordi Castell (La Nación)

¿Principal ventaja? Por espacio, cabe en un bolsillo, por la rapidez con la que consigo obtener lo que quiero. No quiero ser majadero, pero el iPhone 8 facilita que en un par de segundos lo que técnica o lumínicamente lo que quieres decir. Es interesante escuchar que una persona se puede preparar por tantos años para ser fotógrafo, pero luego llegan estos aparatos y revolucionan todo. ¿Qué tanto costó el cambio y cómo lo ven los colegas? De partida el fotógrafo se prepara toda una vida, no cuando estudia la mejor forma de crecer artística y profesionalmente es sacando fotos. La mía no fue cuando entré en la escuela o talleres, fueron la cantidad de años que publiqué fotos en revistas, en las exposiciones que hice.

Pero ¿cómo reacciona el gremio con el cambio? ¿Cuesta hacer la migración de la cámara al smartphone o no lo quieren aceptar? En el gremio obedece a varias áreas: las nuevas generaciones, que siento son 10 veces más talentosos, porque tienen en sus manos un recurso tecnológico con el que nosotros no contábamos. Además, son cabros y cabras mucho más libres creativamente, tienen en un instante algo que uno antes se daba 20 vueltas para resolverlo. También tienen una libertad creativa o artística y son más livianos intelectualmente. A lo que voy, se arriesgan mucho más, no tienen miedo a experimentar. Esas son cosas que en mi generación no la vi.

Jordi Castell (La Nación)

Quizás, más que “pensar fuera de la caja”, nunca estuvieron en ella Nunca y jamás lo estarán. Cuando uno ve que vienen generaciones nuevas, que tienen más talento que uno. Siento que uno tiene que ser fotógrafo cuando tiene cosas que decir y también tiene que saber ser y asumirse humilde y guardar la cámara cuando no tiene cosas tan importantes que decir como los fotógrafos nuevos.

Por eso quizás el proceso de deshacerse de mis cámaras y tener el teléfono es que ahora trabajo con redes sociales. Mi principal fuente de ingresos es Instagram, me paga el dividendo. Tengo que aprovechar mi trabajo como persona pública y en la medida que haya empresas que estén dispuestas a avisar, soy el primero en aprovechar, esto es un trabajo.

Hace cinco años era impensado tener un ingreso así. Pero ahora tenemos personas que viven de estas redes. Las últimas exposiciones que hice en solitario las hice en la Universidad Católica en 2001 y fue la más visitada que tuve y el centro de extensión avizoró 3.000 personas. Fue en la que más vendí fotos. Hoy subo una foto a mi cuenta y la ven 243 mil personas.

Imagina lo que es para un fotógrafo que colgó su trabajo en galerías tener ahora esa cantidad de visitas. Un orgullo po’.

Vivimos un gran salto en las vidas de los fotógrafos. Usar un iPhone para ese trabajo debe ser una herramienta vital. Es la extensión de mis ojos y de mi cuerpo. No concibo la vida sin andar encuadrando. Es una desviación con la que tendré que vivir toda la vida. Nací con el defecto y no tengo interés en rehabilitarme.

Lo hago a cada rato y me da un poco de pudor. Si vieras las veces al día que tengo que editar fotos en mi iPhone… Disparo todo, ya no hago a mi plato de comida. Entendí que en mi cuenta de Instagram no solo es una de mis fuentes de ingreso, pero es la que más me divierte, porque tengo el control de lo que quiero mostrar.

Lo mejor es que hago la foto y mi iPhone me permite editarla en el minuto, si la quiero fría o cálida, en blanco y negro. Eso es un privilegio.

Jordi Castell (La Nación)

Jordi Castell (La Nación)

*  Las fotos de esta nota fueron capturadas en un iPhone 8 sin editar.
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