Manifestantes dañaron este viernes en Holanda las estatuas de un comandante naval colonialista relacionado con la trata de esclavos y la de un político de extrema derecha asesinado, en un nuevo episodio de ataques en Europa y Estados Unidos.
La estatua de Piet Hein, almirante del siglo XVII relacionado con la Compañía comercial de Indias holandesa, considerado como uno de los mayores héroes navales, fue pintada con las palabras “asesino” y “ladrón” la madrugada anterior en Rotterdam.
También pintaron manos rojas en un centro de arte de la ciudad portuaria que lleva el nombre del capitán de la flota de Hein, Witte de With.
Una cinta negra fue también colocada alrededor de una parte de la estatua de Pim Fortuyn, el controvertido político de extrema derecha asesinado en 2002, que ya tenía pintas entre ellas una que decía “No al racismo.”
Activistas de un grupo autodenominado “Heroes of Never” reivindicaron el viernes la responsabilidad por daños en “estatuas de carácter dudoso”.
Indicaron en su cuenta Instagram que se inspiran en el movimiento ‘Black Lives Matter’, y añadieron que “usamos estas acciones para criticar la glorificación del colonialismo holandés y el martirio de Pim Fortuyn”, añadieron.
La ministra holandesa de Educación, Ciencia y Cultura, Ingrid van Engelshoven, desaprobó las acciones del grupo.
“Aunque es bueno iniciar una discusión sobre el racismo y la discriminación institucionales, no ayuda que algunas personas afecten estatuas de controvertidas personalidades históricas”, dijo.
El carismático Fortuyn, conocido por su antiislamismo de extrema derecha y posiciones antiinmigrantes, fue asesinado en un estacionamiento en 2002 por un activista defensor de los animales, y su muerte afectó la tradicional imagen del país como una sociedad abierta, unida y segura.
Hein se convirtió en un héroe popular en Holanda tras capturar un gran tesoro que traía una flota española durante la Guerra de ocho años durante la independencia contra España.
El centro Witte de With anunció más tarde que cambiará su nombre.
El incidente en Holanda se une a otros ataques similares ocurridos en Gran Bretaña, Bélgica, Portugal y Estados Unidos, que suceden luego del asesinato de George Floyd, afroamericano asfixiado por un policía blanco en Minneapolis, Estados Unidos.