El intérprete llevó a la justicia a su exempleada Chase Robinson, vicepresidenta de producción y finanzas de su empresa Canal Production, quien vio 55 capítulos de la serie noventera Friends en cuatro días durante su jornada laboral.
La mujer fue demandada por sus jefes, por una cifra multimillonaria: seis millones de dólares. Todo esto, por dedicar demasiado tiempo a la TV y gastar grandes sumas de dinero de la empresa en “cosas personales”.
La acción legal se sustenta en que Robinson era la encargada de supervisar que el resto de los empleados hiciera su trabajo y cumpliera con sus deberes. No obstante, no lo hacía y sólo utilizaba Netflix para ver Friends, Arrested Development y Schitt’s Creek.
De igual modo, hacía uso desmedido del dinero de la empresa para gastos personales como pagar 12.696 dólares en el restaurante Paola’s, 8.923 dólares en la cafetería Dean y Deluca y en Whole Foods, y un total de 32.000 dólares para Ubers y taxis.