Analizando algunos anuncios del Gobierno en materia de reforma al sistema tributario, quedan dudas si es favorable para las pymes o para las grandes empresas y sus dueños.
Cuando se anuncia que estos podrán utilizar como crédito el 100% del pago de impuesto de primera categoría que pagan las empresas, siendo que con el actual sistema solo ocupan el 65%, ya parece raro señalar que este cambio tributario no beneficiaría a las grandes empresas.
La baja en la tasa de impuestos para las pymes al 25% no es tal. Actualmente, aquellas empresas que tributan en el Régimen Atribuido, tienen una tasa de impuesto de primera categoría que es la misma tasa propuesta por el Gobierno.
La depreciación acelerada o instantánea, puede llevar a gasto en un año el total del valor pagado por un activo. Esto originaría una menor utilidad y, por ende, un menor pago de impuestos. Pero cuidado: en el segundo año no tendría gastos por depreciación, lo que originaría una mayor utilidad y un mayor pago de impuestos, por lo tanto, se perdería el ahorro del primer año. Ni hablar del efecto tributario que tendrá la venta de ese activo, donde deberá reconocer todo el valor de venta como utilidad y pagar un mayor impuesto. Es decir, este anuncio es pan para hoy y hambre para mañana.
¿Y la clase media? Es claro que el pretendido 10% de IVA a las plataformas digitales lo termina pagando el consumidor. Sobre el incentivo a la compra de viviendas sin IVA, que aumentaría de UF 2000 a UF 4000, tendería a estancar el crecimiento en ese sector, toda vez, que el comprador preferiría postergar la compra hasta la promulgación de esta Ley.
Con tanta reforma sobre la reforma en tan pocos años, podría generarse entre los inversionistas extranjeros una incerteza jurídica y falta de seriedad, que no incentivaría los movimientos de capital en nuestro país.