Si bien el diputado se perfila como la cara renovadora de la colectividad opositora, enfrentará más de un pero cuando exponga en el próximo consejo general del partido sus condiciones para presentarse como candidato a suceder a Hernán Larraín.
Más de un “pero” encontrará el diputado de la Unión Demócrata Independiente (UDI), Jaime Bellolio cuando se presente como candidato a la presidencia de la vilipendiada tienda opositora que carga en sus hombros los casos Penta, SQM y Corpesca y también ha sido salpicada por el caso Caval.
Si bien el legislador de 35 años puede ser la carta del gremialismo para hacer que la gente vuelva a creer en sus postulados, quienes integran la colectividad deberán escuchar atentamente las exigencias que éste expondrá para renovar al alicaído partido que según la última encuesta Adimark de febrero tiene el mayor de rechazo ciudadano 75% y apenas un 17% de respaldo.
Una de ellas que la elección se haga en razón de un militante, un voto, como cualquier elección popular para que las bases participen y no que se conforme una directiva de consenso que sea aprobada por los representantes de éstas, como se ha hecho hasta ahora.
Ese sería el punto más inofensivo que plantearía el parlamentario que en todo este tiempo ha marcado distancia con los actos de corrupción e ilícitos en los que se ha visto involucrada la colectividad como la condena de Jovino Novoa por utilizar boletas ideológicamente falsas para financiar campañas de candidatos gremialistas, la formalización de los senadores Iván Moreira y Jaime Orpis.
En ese aspecto, Bellolio sostiene que los militantes formalizados deben ser suspendidos del partido y evitar las defensas corporativas que hasta ahora ha realizado la directiva de la UDI que lidera Larraín, e incluso, iría más allá al ser proclive a que se expulse a los sentenciados como el ex timonel que ni siquiera fue sancionado por el Tribunal Supremo de la tienda.
Por último, un aspecto que tampoco dejará fuera de su pliego de condiciones es eliminar las alabanzas al golpe militar del 11 de septiembre de 1973 vigentes en la declaración de principios del partido y que tampoco se reivindique la memoria del fallecido dictador Augusto Pinochet Ugarte, publica La Segunda.
Con todo, la UDI deberá decidir entre el recambio que puede incluir hasta un cambio de nombre, o ir muriendo como una tienda que se mantiene en el pasado y sus cuestionadas prácticas, lo que no sería atractivo para el diputado.
SECCIÓN: País
AUTOR: C.M.
FUENTE: Giselle Sauré
