Académico de la Universidad de Santiago estima que la medida que permitía a los “balseros” e inmigrantes ilegales obtener residencia inmediata en EEUU es una consecuencia lógica del acercamiento entre la isla y el país de las oportunidades.

El académico del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Universidad de Santiago y doctor en estudios americanos, Pablo Lacoste, ve como un cierre lógico de las negociaciones de apertura entre Cuba y Estados Unidos el fin de la política de “pies secos, pies mojados” que entra en vigencia desde este viernes.

La normativa que permitía a los cubanos llegados al país ser candidatos a la residencia permanente un año después de su arribo, ya fuera en balsas o como migrantes irregulares por tierra, era una criticada excepción a la legislación sobre visados.



El final de esta ventaja para disidentes cubanos, según Lacoste, era algo esperable dentro de lo que queda del gobierno de Barack Obama, principal impulsor de una mejor relación con la isla caribeña. “A medida que la política norteamericana respecto a Cuba se ha ido normalizando también ha ido perdiendo sentido la estrategia de ese país de privilegiar a desertores del régimen castrista“, señala.

Agrega que esta práctica dependía de lo hostiles que fueran las relaciones entre EEUU y Cuba. Pero a medida que los conflictos heredados de la Guerra Fría fueron quedando atrás, era lógico que estos privilegios desaparecieran

-¿Cuál es la evolución natural de este proceso cubano una vez que Trump esté en el poder?
-No creo que sea un tema que esté alineado con las urgencias de Trump, sino con las de normalización del gobierno de Obama. En ese sentido, creo que Trump deberá decidir qué hará con su nueva política respecto a los migrantes. Su campaña, como todos sabemos, estuvo muy empapada de la visión anticastrista. Pero los cambios en la relación con Cuba han ocurrido muy rápidamente. Es de esperar que sean más bruscas aún en relación con la quietud amistosa que tuvo Obama con Cuba, pero es algo que recién veremos cuando Donald Trump asuma el poder.