La víctima solicitó a Carabineros que diera con el conductor, pero los uniformados le señalaron que si ella no les entregaba la patente del bus, no podían hacer nada.

Una dramática situación vivió Soledad Burgos Meza, educadora de párvulos de 24 años, quien fue golpeada violentamente en el rostro por el espejo de un bus de dos pisos de la empresa TurBus mientras se dirigía a su trabajo en un jardín infantil de la Junji. El hecho ocurrió en la esquina de Avenida Caupolicán con Matta.

“Estaba esperando para cruzar la calle, miro el semáforo y a los vehículos que iban por Caupolicán ya les había dado rojo, por lo que yo iba a cruzar y de pronto fui golpeada violentamente por un bus de dos pisos de la empresa TurBus, vehículo que claramente pasó muy cerca de la acera. Yo aún no pisaba la calzada de vehículos, aún me mantenía en la acera de peatones, esperando para cruzar y me golpeó la cara con el espejo. Afortunadamente llevaba bastante peso y eso me ayudó a estabilizarme un poco y no salir volando. El golpe fue tan fuerte que yo pensé que me había reventado el ojo. Me quedó como un tec cerrado y la inflamación”, detalló la joven profesional.

Soledad explicó en entrevista con ElPeriódico.cl que a pesar del violento golpe que recibió, el conductor siguió su recorrido sin prestarle auxilio pese a que se percató del incidente. “El auxiliar cerró la ventanilla y siguieron. La última visión que tuve fue que él miró hacia el lado y de ahí se perdió”. La educadora de párvulos añadió que el bus iba con pasajeros y con dirección al sur.

“Te cuento además que desde el Rodiviario me informaron que en ese horario, 7.55 horas, salía uno para Panguipulli y a las 8 salía el segundo con destino a Pucón, ambos de la misma empresa. Es más… cuando me golpeó dicha máquina, junto a ella iba el otro bus de la empresa, pero éstos sí pararon con la luz roja y claramente se percataron del golpe, pero al igual que sus colegas, no hicieron nada y continuaron su recorrido como si nada. Creo que el que me golpeó fue el que iba a Pucón. Eso creo”, calcula la víctima.

Soledad, como pudo, se trasladó caminando hasta su trabajo. “En el jardín y con la desesperación, yo sentía mi cara cada vez más deforme y la tía me llevó de inmediato a la Asociación Chilena de Seguridad. Ahí pude poner la denuncia. La Junji también puso la denuncia”.

Sin patente no hay responsables

Pero las desgracias para Soledad no terminan acá. Al hacer la denuncia a Carabineros, éstos fueron hasta las oficinas de TurBus del Rodoviario en Temuco para solicitar información, la que según la educadora de párvulos, les fue simplemente negada. “Luego llamaron a la oficina central que está en el centro de Temuco y la respuesta fue exactamente la misma. Yo luego traté de ir a conversar a TurBus y no me quisieron atender”, confesó.

Carabineros, en tanto, le solicitó a la misma víctima que tratara de recabar la mayor cantidad de antecedentes y si los obtenía, se los entregara para ver qué podían hacer. “La verdad es que yo, mucha información no he podido encontrar, ya que he estado en la clínica y en mi casa, convaleciente. La verdad es que encontré bastante negligente que Carabineros me pida a mí que busque antecedentes. Yo he estado con muchos mareos. Es más, ahora estoy en cama, con reposo absoluto, con mareos, con náuseas, con vómitos y no me puedo movilizar normalmente, ya que camino un poco y me mareo. Hoy tuve control y me dieron medicamentos para mareos y náuseas”.

“Carabineros es una autoridad y deberían exigir a la empresa que le entreguen información acerca de quién era el conductor de la máquina que me golpeó. Los uniformados me señalaron que si yo no les entregaba la patente del bus, era muy poco lo que yo podían hacer”, sentenció.