El subsecretario de Salud Pública, Jaime Burrows, informó que después de la investigación que realizó la Seremi Metropolitana por el brote de hepatitis A, se descartó que la causa sea por mal manejo o deficientes condiciones sanitarias de alimentos, sino que por conductas sexuales riesgosas.
Explicó que ha habido brotes en el país con algunos focos que tienen problemas sanitarios, sin embargo, “en esta oportunidad hemos identificado más bien una correlación con ciertas conductas sexuales que dicen relación con el contacto oro-anal”.
“Este es un tema nuevo en nuestro país, pero que también se viene produciendo en otras partes del mundo, como en Alemania, Barcelona, Estados Unidos, que también han identificado la misma forma de contagio que es directa: contacto por vía oral de la materia fecal”, agregó.
En este sentido llamó a las personas a prevenir y tener cuidado con ciertas prácticas sexuales. “Lo que estamos haciendo a través de las Seremi RM es hacer el bloqueo epidemiológico ofreciendo la vacuna de la hepatitis A a los contactos y adultos hasta los 40 años porque esa población vivió las altas tasas de hepatitis A antes de los años 90 y por lo tanto, todos los mayores de esa edad en general estamos inmunizados de esta enfermedad”, explicó.
En la mayoría de las personas la hepatitis A provoca un cuadro leve pasajero autolimitado. Pero hay un grupo de personas que presentan cuadros graves que muchas veces requieren hospitalización. Es más, se estima que una de cada 1.000 personas que tienen hepatitis A puede requerir un trasplante hepático. Hasta la fecha en la Región Metropolitana se han registrado 253 casos.
El subsecretario puntualizó que la hepatitis A es una enfermedad de notificación obligatoria y el brote por reglamento internacional fue informado a la Organización Mundial de la Salud. El virus que lo produce no estaba circulando en el país. Corresponde, dijo, a un virus que ha estado produciendo brotes en países más desarrollados y que justamente es asociado a la conducta sexual.
Especificó que “la mayoría de las personas que tuvieron la enfermedad y fueron entrevistadas por el equipo de epidemiología, han sido transparentes en señalar que han tenido conductas oro-anal y ese es un factor de riesgo para contagiar. Y por el contrario, han declarado que no comen en la calle o en lugares que no tienen autorización sanitaria”.
Explicó que ha habido brotes en el país con algunos focos que tienen problemas sanitarios, sin embargo, “en esta oportunidad hemos identificado más bien una correlación con ciertas conductas sexuales que dicen relación con el contacto oro-anal”.
“Este es un tema nuevo en nuestro país, pero que también se viene produciendo en otras partes del mundo, como en Alemania, Barcelona, Estados Unidos, que también han identificado la misma forma de contagio que es directa: contacto por vía oral de la materia fecal”, agregó.
En este sentido llamó a las personas a prevenir y tener cuidado con ciertas prácticas sexuales. “Lo que estamos haciendo a través de las Seremi RM es hacer el bloqueo epidemiológico ofreciendo la vacuna de la hepatitis A a los contactos y adultos hasta los 40 años porque esa población vivió las altas tasas de hepatitis A antes de los años 90 y por lo tanto, todos los mayores de esa edad en general estamos inmunizados de esta enfermedad”, explicó.
En la mayoría de las personas la hepatitis A provoca un cuadro leve pasajero autolimitado. Pero hay un grupo de personas que presentan cuadros graves que muchas veces requieren hospitalización. Es más, se estima que una de cada 1.000 personas que tienen hepatitis A puede requerir un trasplante hepático. Hasta la fecha en la Región Metropolitana se han registrado 253 casos.
El subsecretario puntualizó que la hepatitis A es una enfermedad de notificación obligatoria y el brote por reglamento internacional fue informado a la Organización Mundial de la Salud. El virus que lo produce no estaba circulando en el país. Corresponde, dijo, a un virus que ha estado produciendo brotes en países más desarrollados y que justamente es asociado a la conducta sexual.
Especificó que “la mayoría de las personas que tuvieron la enfermedad y fueron entrevistadas por el equipo de epidemiología, han sido transparentes en señalar que han tenido conductas oro-anal y ese es un factor de riesgo para contagiar. Y por el contrario, han declarado que no comen en la calle o en lugares que no tienen autorización sanitaria”.