Suecia rechazó las críticas por su respuesta, considerada poco contundente, ante el brote del nuevo coronavirus del que se han reportado 6.000 casos y 333 muertos en el país.
“No, no es una situación normal en Suecia”, dijo la ministra de Salud, Lena Hallengren, a la prensa internacional esta semana.
Suecia, con uno de los sistemas de bienestar más protectores del mundo, ha sido acusada en las últimas semanas tanto fuera como dentro del país, de poner en riesgo la vida de sus ciudadanos por no tomar medidas más contundentes para frenar la propagación de la COVID-19.
A diferencia de otros países europeos, Suecia no ha decretado confinamiento y se ha limitado a hacer recomendaciones a sus ciudadanos para que cada uno “asuma su responsabilidad” y siga las consignas.
Hallengren, quien junto a la viceprimera ministra Isabella Lovin y la canciller Ann Linde se reunieron con la prensa internacional, subrayaron que Suecia ha adoptado una serie de medidas y está preparada para adoptar más si fuera necesario.
Las personas de más de 70 años y los grupos de riesgo han recibido la consigna de evitar el contacto con otras personas, y las instituciones educativas superiores tienen la recomendación de que realicen las clases a distancia.
También ha adoptado medidas económicas para reducir el costo de las licencias médicas y ha recomendado el teletrabajo y el aislamiento al menor síntoma del nuevo coronavirus.
Pero los restaurantes y las escuelas primarias siguen abiertas y el centro de Estocolmo, si bien es menos bullicioso de lo habitual, está lejos de ser una ciudad fantasma.
Entre las medidas más estrictas se encuentra la prohibición de reuniones de más de 50 personas y las visitas a las residencias de ancianos.
Las ministras hicieron hincapié en que las recomendaciones están teniendo un efecto visible.
“Cada uno es responsable de su propio bienestar, del de sus vecinos y de su propia comunidad. Esto se aplica en situación normal, y se aplica en tiempos de crisis”, dijo Linde, que insistió en que la confianza es la base de la estrategia sueca.
Sin embargo, no todos opinan lo mismo. Marcus Carlsson, un matemático de la Universidad de Lund, acusó a las autoridades de estar jugando a la “ruleta rusa con la población” en un vídeo colgado en YouTube que es citado por medios como The Guardian.
Un estudio publicado la semana pasada en la revista médica The Lancet, titulado “Covid-19: Aprendiendo de la experiencia”, decía que “ahora parece demostrarse que hubo un error de juicio en la respuesta lenta que inicialmente dieron países como Gran Bretaña, Estados Unidos y Suecia”.
“No, no es una situación normal en Suecia”, dijo la ministra de Salud, Lena Hallengren, a la prensa internacional esta semana.
Suecia, con uno de los sistemas de bienestar más protectores del mundo, ha sido acusada en las últimas semanas tanto fuera como dentro del país, de poner en riesgo la vida de sus ciudadanos por no tomar medidas más contundentes para frenar la propagación de la COVID-19.
A diferencia de otros países europeos, Suecia no ha decretado confinamiento y se ha limitado a hacer recomendaciones a sus ciudadanos para que cada uno “asuma su responsabilidad” y siga las consignas.
Hallengren, quien junto a la viceprimera ministra Isabella Lovin y la canciller Ann Linde se reunieron con la prensa internacional, subrayaron que Suecia ha adoptado una serie de medidas y está preparada para adoptar más si fuera necesario.
Las personas de más de 70 años y los grupos de riesgo han recibido la consigna de evitar el contacto con otras personas, y las instituciones educativas superiores tienen la recomendación de que realicen las clases a distancia.
También ha adoptado medidas económicas para reducir el costo de las licencias médicas y ha recomendado el teletrabajo y el aislamiento al menor síntoma del nuevo coronavirus.
Pero los restaurantes y las escuelas primarias siguen abiertas y el centro de Estocolmo, si bien es menos bullicioso de lo habitual, está lejos de ser una ciudad fantasma.
Entre las medidas más estrictas se encuentra la prohibición de reuniones de más de 50 personas y las visitas a las residencias de ancianos.
Las ministras hicieron hincapié en que las recomendaciones están teniendo un efecto visible.
“Cada uno es responsable de su propio bienestar, del de sus vecinos y de su propia comunidad. Esto se aplica en situación normal, y se aplica en tiempos de crisis”, dijo Linde, que insistió en que la confianza es la base de la estrategia sueca.
Sin embargo, no todos opinan lo mismo. Marcus Carlsson, un matemático de la Universidad de Lund, acusó a las autoridades de estar jugando a la “ruleta rusa con la población” en un vídeo colgado en YouTube que es citado por medios como The Guardian.
Un estudio publicado la semana pasada en la revista médica The Lancet, titulado “Covid-19: Aprendiendo de la experiencia”, decía que “ahora parece demostrarse que hubo un error de juicio en la respuesta lenta que inicialmente dieron países como Gran Bretaña, Estados Unidos y Suecia”.