“Estamos dispuestos a consagrar los primeros fondos”, dijo Conte, que precisó en su página en Facebook que antes participará en una reunión de la prefectura veneciana “para realizar las primeras estimaciones de los daños y preparar las primeras soluciones”.
La marea del martes, combinada con fuertes ráfagas de viento y copiosa lluvia, prácticamente sumergió un 80% de la ciudad, según el gobernador de la región Luca Zaia, lo que provocó la muerte de una persona electrocutada en su casa. Como si hubiera sufrido un tsunami, la excepcional marea anegó buena parte de la Ciudad de los Dogos, dejó góndolas a la deriva, propulsó fuera de los canales a los vaporettos (taxis fluviales), inundó hoteles de lujo, museos, restaurantes, comercios y viviendas que se encuentran en promedio a un metro por sobre el nivel habitual del agua.
Asimismo, la célebre basílica San Marcos, joya bizantina, fue anegada por un metro de agua, en tanto que centenares de turistas caminaban con el agua hasta la cintura para llegar a sus hoteles.
Los 160 bomberos movilizados tuvieron que realizar 400 intervenciones. “Nunca habíamos visto nada parecido”, explicó a la AFP Alvise, un italiano de 19 años, que llegó junto con unos amigos a constatar los daños pese a que la plaza de San Marcos estaba prácticamente seca el miércoles por la noche.
Además del centro histórico de Venecia, varias islas, entre ellas el Lido, sede del Festival de cine y de las Bienales de arte y arquitectura, también se vieron muy afectadas por las inundaciones. El agua afectó al célebre teatro de La Fenice, que suspendió las funciones hasta nueva orden, así como la Basílica de San Marcos. La ciudad que tiene 50 mil habitantes, recibe unos 36 millones de visitantes al año, el 90% extranjeros. “El futuro de Venecia está en peligro, no podemos vivir así. Necesitamos tener la seguridad de que podemos vivir aquí. En juego está también nuestra credibilidad internacional”, dice el alcalde Luigi Brugnaro.
Para el ministro de Medioambiente, Sergio Costa, las causas del desastre son “claras”. “Es consecuencia directa del cambio climático y de la tropicalización de los fenómenos meteorológicos con precipitaciones violentas y fuertes ráfagas de viento”.