Tres jóvenes y un policía murieron en dos nuevos ataques de los grupos armados que han atizado la violencia en Colombia en las últimas semanas, informaron autoridades este lunes.
La “masacre de jóvenes” se produjo el domingo en la noche, cuando hombres armados irrumpieron en una vivienda del municipio de Venecia, indicó en un comunicado la gobernación del departamento de Antioquia.
Una de las tres víctimas era menor de 18 años, precisó a la AFP una fuente de la policía regional.
Las autoridades no han esclarecido las motivaciones del ataque, aunque manejan la hipótesis de una disputa de bandas dedicadas a la venta de drogas al por menor, conocido como “microtráfico”, dijo por su parte el ejército, que apoya en las investigaciones.
De otro lado, un policía murió este lunes en un ataque ocurrido en el municipio cocalero de Tumaco, departamento de Nariño, donde el fin de semana fueron asesinadas seis personas y otras dos están desaparecidas.
El uniformado formaba parte de una patrulla que acompañó el traslado de uno de los cuerpos a una zona rural y que fue atacada a su regreso a Tumaco.
“Tuvieron un enfrentamiento” y “un agente de policía quedó allí” sobre el vehículo accidentado, detalló en un video el gobernador de Nariño, Jhon Rojas.
Semiparalizada por la pandemia, Colombia enfrenta un rebrote de la violencia que el gobierno atribuye al narcotráfico en varias partes del país, incluido Nariño, fronterizo con Ecuador.
Desde el 11 de agosto han muerto 36 personas, en su mayoría jóvenes, en diferentes matanzas, según reportes oficiales.
La ONU, a su vez, ha documentado en lo corrido del año más de 33 masacres, como se conocen a los asesinatos de al menos tres personas en un solo episodio.
Se trata de una de las peores arremetidas de los grupos armados desde la firma de la paz con la guerrilla FARC en 2016, cuyos excombatientes también han sido blanco de ataques que dejan 224 muertos desde entonces.
Aunque el pacto de paz alivió la violencia política, Colombia vive un conflicto que en casi seis décadas ha enfrentado a guerrillas, paramilitares, agentes estatales y narcos, dejando más de nueve millones de víctimas, en su mayoría desplazados.