La era de los dinosaurios sigue viva en la Patagonia chilena gracias a un grupo de científicos que trabajan los fríos parajes esteparios del sur en la estancia Cerro Guido, a más de 340 kilómetros al noreste de Punta Arenas, y a unos pocos kilómetros de la frontera con Argentina.
Aquí, un equipo formado por paleontólogos, biólogos y geólogos chilenos y brasileños trabajan en un proyecto del Instituto Antártico Chileno (Inach) para hallar evidencias que demuestren la existencia de una conexión terrestre entre Sudamérica y la Antártida a fines de la era de los dinosaurios a través de la búsqueda de restos fósiles de plantas y animales de más de 65 millones de años de antigüedad.
El proyecto lleva varios años en marcha y hasta ahora ha logrado descubrimientos sorprendentes, como los primeros restos fósiles en Chile de hadrosaurios, una especie de vertebrados herbívoros muy común en el Cretácico Superior, que datan de hace entre 68 y 71 millones de años.
También se hallaron osamentas de titanosaurios, un saurópodo de cuello largo y gran tamaño, y estos últimos días encontraron restos que, al parecer, corresponden a un terópodo, una especie de dinosaurio carnívoro.
El paleobotánico Marcelo Leppe, jefe del departamento científico del Inach y líder de la expedición, considera este lugar como “una piedra Rosetta” de la paleontología dada la abundancia de restos y su influencia en estudios realizados hasta la fecha. “Este lugar tiene elementos de dos mundos, lo que se entendía como mundo antártico y mundo sudamericano”, explica Leppe, quien asegura que la riqueza de fósiles y la cantidad de zonas por excavar les da para trabajar en los próximos veinticinco años.
El chileno Toshiro Jujihara Vergara, del Instituto Tecnológico de Karlsruhe, en Alemania, realiza su tesis doctoral sobre los dinosaurios vertebrados, pero destaca que la Patagonia ofrece una gran diversidad de ambientes y especies. “Esta zona es fascinante, ideal para hacer estudios de paleontología. No solamente por la diversidad de formas y ambientes, marinos, fluviales y continentales; también puedes estudiar plantas, reptiles marinos, invertebrados marinos y vertebrados continentales como dinosaurios”, señala.
Por su parte, Sergio Soto, paleontólogo de la Universidad de Chile, lo compara con un libro que permite ver en un mismo lugar diferentes etapas de la evolución de la historia natural. “Es un libro que cuenta la historia de la vida. Quizás se le arrancaron algunas hojas, pero la que más nos importa a nosotros, la del Cretácico, tiene todas las hojas preservadas y podemos ver el momento exacto en que se produce la conexión entre los dos continentes”.
AUTOR: Carlos Salazar
FUENTE: EFE / La Nación