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Isabel Allende le pide a grupos feministas que no saboteen el trabajo de Pablo Neruda

La escritora pidió separar la obra y la persona del reconocido poeta, que reconoció en sus memorias haber violado a una mujer. “Una cosa es el hombre fallado, que somos todos fallados, y otro la obra”, señaló Allende en el lanzamiento de su última obra “Violeta”.
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La famosa escritora nacional, Isabel Allende, realizó un llamado a los grupos feministas en Chile, al pedir que no saboteen el trabajo y la obra del poeta Pablo Neruda, a quien se le cuestionan diferentes hechos en su vida, como cuando reconoció en sus memorias haber violado a una mujer.

La autora de “La Casa de los Espíritus”, hizo estas declaraciones en medio del lanzamiento virtual de su última obra “Violeta”, novela que narra la historia de una mujer entre los años 1920 y 2020, atravesando la pandemia de la gripe española y del Covid-19.

“Tal vez lo más cuerdo sería que la historia se enseñe como se debe enseñar, no solo como la cuenta el vencedor, que suele ser el hombre blanco, sino como la cuentan los derrotados, las voces acalladas, que son las que hay que atraer a los textos de historia. Pero no se puede siempre eliminar aquellos símbolos que nos recuerdan ese pasado, sino revisar ese pasado”, partió señalando Allende.

En ese momento, se refirió concretamente al caso de Pablo Neruda en nuestro país, manifestando que “Neruda confiesa que violó a una mujer y las feministas chilenas quieren eliminar a Neruda, y una cosa es el hombre fallado, que somos todos fallados, y otro la obra”.

“Si en el caso de un artista como Neruda nos vamos a quedar con lo que hizo, revisemos su vida privada, pero no eliminemos todo, porque si no ningún títere queda con cabeza. No eliminemos la historia, vamos a revisarla para que se cuente como se debe contar”, añadió la escritora.

Neruda confesó este hecho en el libro “Confieso que he vivido”, donde cuenta que mientras era embajador en Ceilán (actualmente Sri Lanka), violó a una mujer de escasos recursos de ese país, que trabaja limpiando la lata en que el escritor depositaba sus heces.

En esa instancia, el poeta declaró que “el encuentro fue el de un hombre con una estatua. Permaneció todo el tiempo con sus ojos abiertos, impasible. Hacía bien en despreciarme. No se repitió la experiencia”.

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