El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, confirmó este jueves las primeras conversaciones con Estados Unidos para negociar los aranceles impuestos por Washington a las exportaciones brasileñas y reconoció haberse sentido sorprendido por la “amabilidad” de Donald Trump durante su reciente conversación.
Lula reveló que el miércoles conversaron por teléfono el secretario de Estado, Marco Rubio, y su par brasileño, Mauro Vieira. “Comienza una nueva etapa”, dijo en una entrevista para Radio Piata, en la que subrayó que “Brasil no quería pelear con Estados Unidos”.
Ese lunes, las relaciones diplomáticas entre Washington y Brasilia parecieron tomar un rumbo distinto tras meses en que ambos líderes se habían dedicado reproches y desprecios, después de que Trump llamara por teléfono a Lula, quien reconoció haberse sorprendido ante la “gran amabilidad” mostrada por el estadounidense.
“Me llamó de la manera más amable con la que un ser humano puede tratar a otro”, contó Lula, quien reveló que instó al presidente Trump a tratarse directamente y a que ambos países, como “las dos mayores democracias de Occidente”, dieran ejemplo al resto del mundo con una relación basada en la “cordialidad”.
En aquella conversación, Lula pidió a Trump que retirara los aranceles o bien rebajara las tasas de hasta el 40 por ciento que había impuesto a las exportaciones brasileñas, que junto a las aplicadas a India eran las más agresivas. Asimismo, solicitó la retirada de las sanciones a altos funcionarios brasileños.
El abrupto retorno de Trump, con amenazas de sanciones y aranceles a todo aquello que apareciera en los mapas, y las simpatías del magnate hacia el expresidente Jair Bolsonaro, terminaron por confirmar una crisis diplomática con pocos precedentes cercanos en más de 200 años de buena relación.
Desde Brasil, apuntaron que estas medidas coercitivas de la Casa Blanca respondían al interés por inmiscuirse en el proceso judicial de Bolsonaro, finalmente condenado a 27 años por delitos de golpe de Estado y rebelión.
ELECCIONES 2026
Lula también reafirmó su predisposición a ser candidato para las próximas elecciones de 2026, en un momento en que le sonreían las encuestas gracias, en parte, a la habilidad del Gobierno para manejar la crisis diplomática con Estados Unidos y a la caída de una oposición que no atinaba a levantar una protesta unitaria.
“Estoy seguro de que nuestros potenciales oponentes deben de estar mucho más preocupados que yo porque saben que va a ser difícil derrotarnos”, dijo, matizando que su eventual candidatura estaba sujeta a las “fuerzas” con las que contara el próximo año. Lula estaría entonces a punto de cumplir 81 años.
