Un importante hallazgo realizaron un grupo de científicos con el telescopio espacial James Webb, tras descubrir que el planeta “TOI-561 b”, una supertierra ultracaliente ubicada fuera de nuestro sistema solar, se encuentra rodeado por una gruesa capa de gases que cubren un océano global de magma.
El descubrimiento, cuyos detalles se publicaron este jueves en la revista The Astrophysical Journal Letters, correspondería a la evidencia más fuerte hallada hasta ahora de una atmósfera en un exoplaneta rocoso.
La investigación fue desarrollada por un equipo de científicos de la Universidad de Birmingham, del Reino Unido, mediante las observaciones del telescopio espacial James Webb, el cual es operado por la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la canadiense CSA.
Según consignó Radio Cooperativa, los autores apuntan a que este hallazgo explicaría la densidad inusualmente baja del planeta, lo cual desafía la creencia de que los planetas relativamente pequeños tan cerca de sus estrellas no pueden tener atmósferas.
La autora principal, Johanna Teske, del Laboratorio de Ciencias de la Tierra y los Planetas de Carnegie Science, manifestó: “Lo que realmente distingue a este planeta es su densidad anómalamente baja. Es menos denso de lo que esperarías si tuviera una composición similar a la de la Tierra”.
“TOI-561 b es distinto entre los planetas de período ultracorto en que orbita una estrella muy antigua, pobre en hierro -dos veces más antigua que nuestro sol- en una región de la Vía Láctea conocida como el disco grueso. Debe haberse formado en un ambiente químico muy diferente al de los planetas de nuestro propio sistema solar”, añadió.
Este planeta, que integra un grupo conocido como exoplanetas de período ultracorto, tiene un radio equivalente 1,4 veces al de la Tierra, y cuenta con un período orbital de menos de 11 horas.
Su estrella anfitriona es un poco más pequeña y más fría que el Sol, pero TOI-561 b orbita muy cerca de ella (a 1,6 millones de kilómetros), por lo que la temperatura de su lado diurno supera amplia y permanentemente la temperatura de fusión de la roca.
Si TOI-561 b fuera una roca desnuda sin atmósfera para transportar el calor al lado nocturno, su temperatura diurna debería ser cercana a los 2.700 ºC. Sin embargo, las observaciones establecen que es de alrededor de 1.800 ºC, algo extremadamente caliente, aunque más frío de lo esperado.
Una de las interrogantes que deja la investigación es cómo este pequeño planeta expuesto a una radiación intensa puede retener una atmósfera tan sustancial.
Al respecto, Tim Lichtenberg, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Groningen (Países Bajos), expresó que “creemos que hay un equilibrio entre el océano de magma y la atmósfera. Mientras los gases salen del planeta para alimentar la atmósfera, el océano de magma los absorbe de nuevo hacia el interior”.
“Este planeta debe ser mucho, mucho más rico en volátiles que la Tierra para explicar las observaciones. Es realmente como una bola de lava húmeda”, sostuvo.