En Chile y el resto de Latinoamérica, no son pocos quienes buscan métodos para organizar sus apuestas y así prolongar la diversión cuando apuestan a la ruleta, y aunque las probabilidades nunca están del lado del jugador de manera garantizada, existen varios sistemas populares que se utilizan para dosificar riesgos y administrar los montos destinados a cada partida. A continuación, presentamos algunas de estas estrategias y sus principales características, con miras a ayudar al lector a comprenderlas.
EL ATRACTIVO UNIVERSAL DE LA RULETA
La ruleta, cuyo nombre proviene del francés “roulette”, se encuentra presente en numerosos establecimientos de juego alrededor del planeta. Su versión tradicional incluye 37 casillas numeradas del 0 al 36, a las cuales se añade el color rojo o negro de forma alternada (con la excepción del cero, que va en verde). Con el paso del tiempo, aparecieron otras variantes, como la ruleta americana con doble cero y nuevas adaptaciones en plataformas virtuales.
El objetivo es simple: el jugador coloca sus fichas en distintos sectores del paño, esperando que la bola termine en la casilla elegida; el aparente minimalismo de este juego le ha permitido a la ruleta trascender épocas y conquistar la imaginación de millones de aficionados. Sea en un recinto físico o en un entorno digital, la expectativa de ese pequeño giro se mantiene inalterable. Hoy en día, quienes prefieren la comodidad de jugar desde su hogar pueden explorar alternativas como mega fire blaze roulette, un juego de ruleta en vivo desarrollado por Playtech que combina luces, sonidos y un ambiente más cercano al formato en vivo y donde se puede ver a un croupier lanzando la bola en vivo e interactuando con los jugadores.
Veamos ahora las estrategias para minimizar los riesgos al jugar a la ruleta…
Sistema Martingala: una clásica apuesta a la duplicación
Uno de los métodos más conocidos es la Martingala, que se basa en duplicar la apuesta después de una derrota. La lógica señala que, en cuanto llegue la primera victoria, se recuperan las pérdidas previas y se obtiene una pequeña ganancia. Aunque suene atractivo, exige un presupuesto amplio, ya que varias derrotas consecutivas pueden agotar rápidamente los fondos. Además, los casinos suelen imponer límites a las apuestas para evitar que los jugadores incrementen de manera infinita la cantidad apostada.
Sistema Labouchere: secuencias numéricas para organizar los montos
El método Labouchere, en cambio, maneja una secuencia de números elegida por el jugador, que va definiendo la cantidad a apostar en cada giro. Si se gana, se tachan números de la serie; si se pierde, se añaden cifras. El atractivo radica en la idea de planificar de antemano cuánto se va a invertir en cada ronda, en lugar de responder con incrementos abruptos.
Supongamos que se elige la secuencia 1-2-3. Al apostar, se suman el primer y el último valor para definir la cifra inicial (1 + 3 = 4). Si esa jugada triunfa, se borran el 1 y el 3 de la lista. En caso de perder, se añadiría el 4 (el monto que se perdió) al final de la secuencia. De ese modo, la apuesta siguiente se recalcula sumando de nuevo el primer y el último número que queden. El sistema ofrece más orden que la Martingala, pero no impide riesgos sustanciales si surgen pérdidas seguidas.
Sistema Fibonacci: la rueda de la famosa secuencia matemática
Otra estrategia curiosa es la que recurre a la sucesión de Fibonacci (1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, etc.). Tras cada revés, el jugador avanza al número siguiente en la serie para definir el monto a apostar. Si se gana, se retrocede varios pasos. La promesa es que los aciertos compensan los tropiezos precedentes, pero hay que saber calcular bien cuándo retroceder para no quedar atrapado en un espiral ascendente de apuestas.
Este método atrae a aficionados de la matemática, pues la sucesión de Fibonacci ha dado pie a múltiples aplicaciones en campos diversos, desde la arquitectura hasta el mercado bursátil. En la ruleta, opera como un aliciente para llevar cierto orden y anotar cuidadosamente cada resultado.
Apuestas sencillas: rojo/negro, par/impar y altos/bajos
No todos los jugadores se sienten a gusto con sistemas complejos. Algunos prefieren apostar de forma directa a las opciones que cubren la mitad de la mesa (descontando el cero): rojo o negro, par o impar, grupos del 1 al 18 o del 19 al 36. Estas alternativas duplican el monto invertido cuando se acierta, y ofrecen una probabilidad cercana al 50%, siempre considerando que el cero interrumpe ese balance.
Elegir los colores, números bajos o números altos es uno de los métodos más sencillos, pues no exige cálculos repetitivos ni incrementos forzados, son mas similares a las apuestas deportivas. Aun así, la ruleta sigue siendo impredecible y esos pequeños márgenes se dejan sentir a largo plazo.
Independientemente de la estrategia elegida, los entendidos recomiendan determinar de antemano cuánto dinero se está dispuesto a destinar al juego. De esa manera, se pueden evitar apuestas que superen las posibilidades del bolsillo y se mantiene el enfoque lúdico. Aunque estos métodos pueden ampliar la permanencia en la mesa, no existe garantía de ganancias constantes. El factor azar es ineludible y forma parte de la esencia de la ruleta.
