Distintos medios internacionales dieron a conocer durante la última semana de febrero la censura que el gobierno de China ha impuesto sobre una centena de palabras y obras, entre las que destacan las novelas “1984” y “Rebelión en la granja” del escritor George Orwell.
En Chile, ambas obras son parte del plan de lecturas del Ministerio de Educación, siendo lecturas obligatorias para los escolares a nivel nacional, en distintas etapas de su formación. Junto a las novelas “Un mundo feliz” de Aldous Huxley y “Farenheit 451” de Ray Bradbury son las obras más destacadas del género conocido como distopías, que abarca futuros donde la sociedad en lugar de alcanzar el bienestar general tiene una alta represión del pensamiento y la obra.
Una de las novelas más famosas de los últimos años que trata este género literario es “Los juegos del hambre” que fue adaptada con gran éxito al cine.
En particular, “1984” trata sobre Winston Smith, un ciudadano del Reino Unido distópico, que conoce a Julia, la cual es miembro de la resistencia. Juntos en un naciente romance buscan oponerse al totalitario régimen de “El partido”, gobernado por “El Gran Hermano”, cuya “policía del pensamiento” vigila hasta los más recónditos actos de la ciudadanía.
La Nación conversó con el escritor Waldo Parra, autor de “Masones y Libertadores” cuya tercera entrega llega a librerías en abril. “Es un clásico que tienen que ver con ideas que son muy actuales” pues “para poder construir sociedades con mentes abiertas este tipo de novelas, este tipo de visiones, como las que plantea Orwell son esenciales”, manifestó.
Según Parra, la novela plantea una realidad en que “la sociedad no está dispuesta a que la gente piense o amplié su horizonte de reflexión”, por lo tanto aunque 1984 es ciencia ficción “plantea ideas muy vigentes, como los derechos fundamentales, entre los cuales está la libertad de expresión y, en este caso, la libertad misma”.
José Ignacio Silva, crítico literario, resume el argumento de “1984” señalando que el objetivo del gobierno “es controlarlo todo desde un centro, que es el tema del Gran Hermano: lograr un control total y absoluto, que llegaba a controlar el pensamiento y reinventar la lengua. Esto mediado por el Gran Hermano que controla sin contrapeso a la sociedad, refundado todo lo que había antes. Es como una sociedad que parte de cero, borrando el pasado, lo rechazan e instalan esta nueva forma de pensamiento controlado, dirigido, donde la gente no tiene mucha voluntad propia y siguen todo lo que dicen los líderes”.
Para Silva estas tres distopías “plantearon formas de sociedad que funcionaron en ese momento como críticas al contexto en que fueron escritas, la posguerra y la guerra fría, donde la hegemonía era muy fuerte”, postulando “una nueva forma de mirar la sociedad que estaban surgiendo”.
Según Silva, Orwell muestra estados totalitarios donde la idea “es seguir adoctrinando a la gente y dándoles una sola visión oficial de lo que tiene que ser la sociedad, de lo que tiene ser el estado y de lo que tiene que pensar la gente y la sociedad para mantener el control”. Entonces, para Silva, es entendible que estados totalitarios como China o Corea del Norte no quieran a sus ciudadanos leyendo la obra de Orwell.
En tanto, la Dibam anunció hace poco que “1984” fue uno de los libros más descargados de la semana final de febrero por los chilenos, mostrando un interés vigente por la obra publicada en 1949.
En Chile, ambas obras son parte del plan de lecturas del Ministerio de Educación, siendo lecturas obligatorias para los escolares a nivel nacional, en distintas etapas de su formación. Junto a las novelas “Un mundo feliz” de Aldous Huxley y “Farenheit 451” de Ray Bradbury son las obras más destacadas del género conocido como distopías, que abarca futuros donde la sociedad en lugar de alcanzar el bienestar general tiene una alta represión del pensamiento y la obra.
Una de las novelas más famosas de los últimos años que trata este género literario es “Los juegos del hambre” que fue adaptada con gran éxito al cine.
En particular, “1984” trata sobre Winston Smith, un ciudadano del Reino Unido distópico, que conoce a Julia, la cual es miembro de la resistencia. Juntos en un naciente romance buscan oponerse al totalitario régimen de “El partido”, gobernado por “El Gran Hermano”, cuya “policía del pensamiento” vigila hasta los más recónditos actos de la ciudadanía.
La Nación conversó con el escritor Waldo Parra, autor de “Masones y Libertadores” cuya tercera entrega llega a librerías en abril. “Es un clásico que tienen que ver con ideas que son muy actuales” pues “para poder construir sociedades con mentes abiertas este tipo de novelas, este tipo de visiones, como las que plantea Orwell son esenciales”, manifestó.
Según Parra, la novela plantea una realidad en que “la sociedad no está dispuesta a que la gente piense o amplié su horizonte de reflexión”, por lo tanto aunque 1984 es ciencia ficción “plantea ideas muy vigentes, como los derechos fundamentales, entre los cuales está la libertad de expresión y, en este caso, la libertad misma”.
Los pedidos del libro “1984” aumentaron en un 9.500% desde el inicio del gobierno de Donald Trump, según datos de la editorial Penguin. Esto porque el presidente de Estados Unidos ha criticado durante a los medios por difundir “posverdad” o hechos alternativos, ambos temas tratados en “1984”, novela en que el gobierno reescribe la historia y los periódicos para hacerlos coincidir con la verdad oficial.Sabías que el libro más descargado de la semana pasada en la @BPDigitalDibam fue"1984", de George Orwell. Descárgalo gratis a tu celular, tablet (APP BPDigital) o computador (Adobe Digital Editions). Y recuerda: El Gran Hermano te vigila 👁️😨 pic.twitter.com/qP3OXddllw
— Patrimonio_cl (@patrimonio_cl) February 26, 2018
José Ignacio Silva, crítico literario, resume el argumento de “1984” señalando que el objetivo del gobierno “es controlarlo todo desde un centro, que es el tema del Gran Hermano: lograr un control total y absoluto, que llegaba a controlar el pensamiento y reinventar la lengua. Esto mediado por el Gran Hermano que controla sin contrapeso a la sociedad, refundado todo lo que había antes. Es como una sociedad que parte de cero, borrando el pasado, lo rechazan e instalan esta nueva forma de pensamiento controlado, dirigido, donde la gente no tiene mucha voluntad propia y siguen todo lo que dicen los líderes”.
Para Silva estas tres distopías “plantearon formas de sociedad que funcionaron en ese momento como críticas al contexto en que fueron escritas, la posguerra y la guerra fría, donde la hegemonía era muy fuerte”, postulando “una nueva forma de mirar la sociedad que estaban surgiendo”.
Según Silva, Orwell muestra estados totalitarios donde la idea “es seguir adoctrinando a la gente y dándoles una sola visión oficial de lo que tiene que ser la sociedad, de lo que tiene ser el estado y de lo que tiene que pensar la gente y la sociedad para mantener el control”. Entonces, para Silva, es entendible que estados totalitarios como China o Corea del Norte no quieran a sus ciudadanos leyendo la obra de Orwell.
En tanto, la Dibam anunció hace poco que “1984” fue uno de los libros más descargados de la semana final de febrero por los chilenos, mostrando un interés vigente por la obra publicada en 1949.
