Una investigación con resultados concluyentes fue la que llevó a cabo el periodista peruano Ítalo Sifuentes, quien estudió el origen del pisco, comprendiendo 300 años de historia (1534 – 1834), que le permitieron reafirmar que este destilado nace en su país.
El libro publicado por Sifuentes, llamado “De un solo tiro. Creaciones peruanas del siglo XVI”, realiza un recorrido cronológico por la etapa colonial, y rescata algunos documentos del siglo XIX.
En una conversación con la Agencia EFE, el autor manifiesta que “en los libros de historia especializada siempre se ha partido de distintos momentos, lugares, y no ha habido una dedicación a identificar exactamente dónde estuvo la cuna de este producto”.
Asimismo, el investigador detalló que su estudio se centra en el departamento sureño de Ica, vecino de Lima, ciudad que identificada entre otras cosas, por su valle y el río Pisco, dando cuenta que “se llegó a consolidar con una identidad, con un nombre, que es pisco”.
En la misma línea, un documento de 1588 del Cabildo de Lima, indica que “de la mano de los españoles, los indígenas, los caciques de Ica, sembraban uvas y hacían vino”.
Los indígenas, al ser propietarios de viñedos, productores de vino, y después del pisco propiamente tal, dicho licor corresponde a “un producto no solamente mestizo, sino también unificador” en Perú, según detalló el autor.
“Uno puede ver que este producto y esta bebida forma parte del día a día en la cultura iqueña y de los peruanos del siglo XVI, XVII, XVIII, incluso del XIX”, señaló, y también sostuvo que “esto habla de una cultura económica, comercial, productiva, agraria, que ningún otro país que ha pretendido decir que también hace pisco puede decir que forme parte de su día a día”.
Además, Sifuentes mencionó que desde 1821, tras la independencia de Perú, “el producto empieza a ser exportado”, y existirían documentos que confirman que el pisco fue llevado hasta Calcuta y Chile.
Por su parte, el periodista asegura que en su campaña de reconocimiento internacional, Perú debe “pasar a una siguiente etapa”, consistente en que todos los países le otorguen la denominación de origen del popular destilado.
En ese sentido, el autor concluye que “lo que toca ahora es crecer, para salir hacia el mundo con una identidad fortalecida, ya que alrededor de ella el Perú tiene mucho que demostrar: su resiliencia, su capacidad de emprendimiento, su inventiva, frente a las condiciones más adversas”.