Por su lado Hamas, que controla el enclave, negó tener responsabilidad en el disparo del arma que afectó una casa en Mishmeret, 120 kilómetros de distancia de la capital, mientras que Yihad Islámica, segundo grupo armado de Gaza, advirtió que su reacción estaría a la altura de la “agresión” israelí, por lo que se teme una escalada.
“A nadie dentro de los movimientos de resistencia, incluyendo Hamas, le interesa disparar cohetes de Gaza contra el enemigo”, dijo a la AFP un alto responsable del movimiento islamita que controla la Franja de Gaza y que requirió el anonimato.
Lo sucedido obligó al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien se encuentra de visita en Estados Unidos, a acortar su estada para regresar y supervisar in situ la respuesta que dará Israel “con fuerza” al ataque que calificó de “criminal”. “Me reuniré con el presidente (estadounidense Donald) Trump y justo después, volveré a Israel para dirigir de cerca nuestras operaciones”, anunció el premier hebrero antes de que el presidente estadounidense lo recibiera en la Casa Blanca.
Un organismo que depende del ministerio de Defensa israelí anunció el cierre de los pasos fronterizos para personas y bienes entre Israel y el enclave palestino. Israel y Hamas se enfrentaron en tres guerras en la Franja de Gaza desde que el movimiento islamista tomó el poder por la fuerza en 2007, luego de que la comunidad internacional rechazara reconocer su victoria en las elecciones legislativas palestinas.
En 2018 las dos partes casi terminan en guerra. Tras un alto el fuego informal en noviembre y a medida que se acerca el primer aniversario de las manifestaciones llamadas de la “Gran marcha del regreso”, la tensión aumenta.
ANIVERSARIO BAJO TENSIÓN
Un alto responsable de Hamas declaró a AFP que el cohete podría haber partido por error por el mal tiempo. “Nadie en los movimientos de resistencia, inclusive Hamas, tiene interés en disparar cohetes desde Gaza contra el enemigo”, dijo, denotando así una voluntad de evitar un conflicto mayor.Netanyahu también parece reticente a una operación militar importante. El último enfrentamiento serio entre Gaza e Israel fue a mediados de marzo cuando las fuerzas israelíes procedieron a bombardear un centenar de objetivos de Hamas, entre ellos lo que los israelíes presentaron como un importante complejo subterráneo para fabricar cohetes, en represalia a disparos hacia territorio israelí. Cuatro palestinos resultaron heridos en esos ataques.
La prensa israelí mencionó la posibilidad de que los cohetes, de tipo Fajr, se hubieran activado de manera accidental en una operación de mantenimiento. Esta nueva escalada se produce a sólo días del 30 de marzo, primer aniversario de la “Gran marcha del retorno”, una movilización contra el bloqueo israelí del enclave y por el derecho a los palestinos a regresar a sus tierras de las que huyeron o fueron expulsados con la creación de Israel en 1948.
Este aniversario da lugar a una importante movilización palestina. Desde marzo de 2018, al menos 258 gazatíes murieron por disparos de soldados israelíes, la gran mayoría en las manifestaciones a lo largo de la frontera entre la Franja de Gaza e Israel. Dos soldados israelíes fallecieron desde esa fecha.
El enviado de Trump para Medio Oriente, Jason Greenblatt, condenó la “violencia venida de Gaza” y defendió el “derecho de Israel a defenderse”. La ONU y la Unión Europea también condenaron el disparo.