Un grupo de psicólogos sociales obtuvo una respuesta científica respecto a por qué nos atraen ciertas personas, y después de varios años de investigar las conexiones entre los seres humanos, llegó a concluir la existencia del denominado “efecto de atracción por similitud”.

Los expertos manifestaron que cuando se genera una conexión con otras personas por compartir intereses, se desarrolla un mecanismo psicológico simple que tiende a juzgar a alguien en función de una sola característica, lo que revela cómo las reglas de la atracción están influenciadas por suposiciones injustas.

En ese sentido, uno de los investigadores que encabezó el estudio, el profesor Charles Chu, explicó en un comunicado que “si tuviéramos que idear una imagen de nuestro sentido del yo, sería esta pepita, un núcleo interior casi mágico que emana y provoca lo que podemos ver y observar sobre las personas y sobre nosotros mismos”.

“Sostenemos que creer que las personas tienen una esencia subyacente nos permite suponer o inferir que cuando vemos a alguien que comparte una sola característica, debe compartir también toda mi esencia profundamente arraigada”, añadió.

De esa forma, Chu indicó que “nuestra atracción por las personas que comparten nuestros atributos, se ve favorecida por la creencia de que esos atributos compartidos están impulsados por algo profundo en nosotros: la propia esencia”.

En la misma línea, el experto advirtió que es importante ser conscientes de esa creencia errónea, al sostener que “hay formas de ir por la vida y conocer a otras personas, y formarnos impresiones de otras personas, sin referirnos constantemente a nosotros mismos”.

“Si estamos constantemente tratando de averiguar quién es como yo, quién no es como yo…, no siempre es la forma más productiva de tratar de formarnos impresiones de otras personas. La gente es mucho más compleja de lo que creemos”, agregó. 

Cabe destacar que en este estudio se realizaron una serie de experimentos, y se contó con la participación de 2.290 personas, y después de que salieran a la luz los resultados, Chu concluyó que “tanto con dimensiones de similitud bastante significativas como con similitudes arbitrarias y mínimas, las personas que tienen una mayor creencia en que tienen una esencia son más propensas a sentirse atraídas por estos otros similares frente a otros disímiles”.