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Felipe Bianchi: “El periodismo deportivo chileno todavía es muy pueblerino”

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Hace un par de semanas, Felipe Bianchi publicó su último libro, que lleva como título “Chilenos de Corazón”, de editorial Zig-Zag. El texto es un compendio en el que están recopiladas las historias, los títulos y las marcas de los deportistas más importantes de nuestra historia.

En sus páginas podemos encontrar registros como el de Alberto Larraguibel, quien junto a su caballo “Huaso” logró el hasta ahora imbatible récord de equitación de 2,47 metros de altura en salto alto.

Igualmente hay espacios dedicados a deportistas más contemporáneos como Kristel Köbrich o Nicolás Massú, así como también para los actuales bicampeones de América Alexis Sánchez, Arturo Vidal y Claudio Bravo.

“La idea nace de la editorial. Hace como dos años cuando yo vivía en Nueva York me llamaron para preguntarme si me interesaba este proyecto y obviamente me interesó de inmediato. No había hasta ese momento un libro que recopilara a los deportistas más exitosos en distintas disciplinas de la historia de Chile. Había libros puntuales de Elías Figueroa, de Zamorano, de Salas o de Medel que es más nuevo. Pero todos juntos en un libro no existía, entonces el concepto del libro me interesó mucho porque en el fondo es para que uno lo pueda tener en la casa y pueda acceder al dato correcto y exacto de qué año, con qué marca y cuántas veces salieron campeones. Por eso lo hicimos en conjunto con el Comité Olímpico que aportó todas sus referencias oficiales”, cuenta Bianchi en conversación con Triunfo.

El periodista y escritor agrega sobre lo mismo que “me pareció muy entretenido el poder hacerlo, sobre todo porque está pensado para todo el mundo. No es un libro literario que cuente una historia en términos novelados, sino que es un libro de información, al que uno pueda echar mano cada vez que tenga una duda respecto de ciertos momentos históricos del deporte chileno. Además es un libro muy visual. Yo tengo hijos de doce y quince años y hay varias de las grandes estrellas históricas que no conocen. Tú les hablas de Anita Lizana o de Larraguibel y no tienen idea quienes son. Con suerte les suena Zamorano y Salas”.



¿Cuál crees tú que es el principal aporte de este libro, considerando que vivimos en una época donde hay tanta información accesible en internet? – En internet hay mucha información sobre estos deportistas, pero no están juntos. Si tú quieres saber algo de Nicolás Massú puedes buscar en internet una por una sus campañas, pero al lado de él no están los datos y la información de otros. La gracia es el conjunto, la recopilación que permite tenerlos a todos en un mismo cajón por primera vez, porque no estaban. Al hacer el libro parte del desarrollo fue certificar que no hay ningún espacio donde estén todos los grandes deportistas chilenos juntos y sus historias.

¿Cuál es el criterio que tuviste para elegir a los deportistas? Más de alguien podría echar de menos algunos nombres… – Fue súper difícil hacer la selección pero el criterio final fue el haber tenido algún éxito relevante internacional. Algún título o medalla importante y que sea sostenido, osea no uno sino que varios. Que tuvieran una carrera sostenida de triunfos internacionales, no solo a nivel local. Fue complejo porque se fueron quedando afuera figuras que fueron súper importantes a los que todos los chilenos les tenemos mucho cariño, como Caszely, Livingstone o Hans Gildemeister, pero que no ganaron nada a nivel internacional. Es duro decirlo y hay que reconocer que fueron muy importantes, pero el libro es sobre los que lograron pasar de tener un nombre acá a ser figuras internacionales. Además, estamos en un país donde la primera mirada frente a los temas suele ser lamentablemente muy “chaquetera” o envidiosa. Haz el ejercicio, en un grupo de diez personas tú dices “Eliseo Salazar” y la primera respuesta del chileno promedio es “choque”. Y él es el único piloto en la historia de la humanidad que logró correr las cinco pruebas más importantes del automovilismo. No hay nadie que haya hecho eso.

Entiendo por lo que me dices que tú eres de los que piensa que nuestro país es “chaquetero” con sus ídolos. ¿Crees que nos falta homenajear más a nuestras figuras del deporte? ¿Tu libro busca en cierta forma saldar esa deuda? – Sí, la idea del libro también es hacer un homenaje. Un homenaje y un registro. Por un lado creo que se han hecho pocos homenajes y por otro también se van perdiendo un poco estas historias. A veces uno escucha a gente joven que habla con un grado de desconocimiento importante. Por ejemplo, yo no sé cuántos jóvenes hoy saben que el “Chino” Ríos no fue el primer chileno en ser número uno del ránking mundial, sino que fue Anita Lizana en 1935. Que ganó el Abierto de Estados Unidos, que llegó varias veces a las semifinales o cuartos de Roland Garros y de Wimbledon. Esas cosas se van perdiendo, como no se han hablado ni se han registrado lo suficiente me parecía que era súper urgente hacer una cosa así. Pero eso falta en todo ámbito, en la música y en la política también, aunque suene extraño decirlo; en la literatura y en la pintura igual. Siendo un país tan chico, tan lejano pero que ha tenido relevancia mundial en muchas áreas. Pero mi área es el deporte, entonces queríamos hacerlo en ese lado. Pero nada quita que después podamos hacer una colección.

¿Qué te parece este “boom” que hay en Chile de literatura deportiva, especialmente sobre fútbol? – Hay dos corrientes creo yo, uno que es más de hechos históricos, que ha habido siempre, y otra que sí es más nueva que busca llevar el fútbol a la ficción o a la literatura más dura. Hasta hace unos 10 o 15 años cuando uno hablaba que el fútbol traspasaba los libros había súper pocos referentes. Estaba Fontanarrosa, que era siempre lo mismo, estaba Onetti, había cuentos específicos de algunos, pero eran cosas muy puntuales. Pero últimamente en México, Argentina, en Brasil, en Chile y en España ha habido harta literatura sobre fútbol. Algunos libros de investigación también, por los escándalos que han habido en los últimos años en el negocio del fútbol. Pero en general no había mucho, y en los últimos años sí ha empezado a haber un poco más y me parece muy bueno.

Juan Cristóbal Guarello dijo hace poco que la literatura de fútbol que está de moda hoy en día es “predecible, lloricona, redundante” y “una contaminación de lo maradoniano”. ¿Compartes esa observación? – Cuando hay una explosión normalmente hay de todo. Hay mucha gente que busca imitar a los grandes referentes. En cualquiera de los libros de Fontanarrosa hay límites que son difíciles de superar y que varios tienden a copiar cuando escriben de fútbol que es el recuerdo emotivo del barrio, del club de amigos. A veces se empieza a repetir un poco y la cosa se pone “latera”, en eso estoy de acuerdo. Pero hay de todo, como en todo ámbito literario.

Y a veces es mejor que haya a que no haya… – Claro, yo prefiero mil veces encontrar un libro malo que no encontrar nada de fútbol o de cualquier deporte. Hoy día puedes encontrar 20 libros de deportes y a lo mejor tres son buenos, pero hace 15 años no encontrabas ninguno. Por eso prefiero la situación actual.



Tú que has vivido de cerca la campaña de la selección chilena, ¿qué te parece el difícil momento por el que están pasando ahora en las Clasificatorias? – Chile, increíblemente para los que somos más viejos, debe haber jugado en los últimos 10 años seis partidos malos, no más que eso. Todo el resto, incluyendo amistosos, fueron partidos que jugó bien, algunos los perdió incluso como el famoso partido con Alemania en Stuttgart, pero siempre jugó bien salvo contadas ocasiones, y de esas que dos se juntaran la misma semana es complejo. Y a ellos mismos, a los periodistas y los hinchas también les cuesta ver a Chile jugando tan mal como los partidos ante Paraguay y Bolivia.

¿Crees que es el comienzo del fin de esta generación dorada? – No. Yo nunca he sido partidario del recambio, por ejemplo. Encuentro que se está usando mal el término, porque el recambio se necesita cuando se necesita. No hay ningún defensa mejor en Chile que Jara y Medel. Está apareciendo recién Paulo Díaz que puede ser una alternativa. No hay ningún delantero mejor que Alexis Sánchez o que Eduardo Vargas, y los que pueden ser alternativa mira quienes son: Pinilla o Paredes. No hay mejores jugadores con el carácter de Vidal. Los hinchas a veces tiran nombres pero la selección no es un lugar para hacer pruebas. No hay necesidad ni obligación de recambio. Creo que el tema en estos dos partidos fue súper puntual puntual. Evidentemente hay un declive de edad y físico que afecta al equipo pero que lo han tenido todos: Argentina, Colombia, Ecuador. Brasil es el único equipo que se reconstruyó con nombres nuevos en el último tiempo después del “chancacazo” que tuvo en las últimas Copas América y Mundiales.

Mi impresión es que, tal como pasó en las otras veces en períodos como el de Claudio Borghi o cuando Pizzi empezaba, donde había momentos donde la selección no despegaba, lo que pasó en la última fecha de Clasificatorias tiene que ver con falta de trabajo, de preparación de los partidos, de análisis, de estudio y de horas de entrenamiento. Yo soy un convencido de que se juega como se entrena. A mi me preocupa mucho más el entrenamiento en Pinto Durán que el partido en cancha, me parece mucho más importante para la selección, cosa que demostraron hasta el cansancio Bielsa y Sampaoli, pero parece que pocos lo entendieron. Si entrenan bien, van a jugar bien. Yo no creo como decía Borghi que el 80 por ciento es improvisación, ni que es importante el descanso como cree Pizzi. Al menos para Chile. Quizás para Alemania o para Brasil puede haber una fórmula diferente, pero cuando dimos por primera vez en la historia del fútbol chileno con nuestra fórmula, ponerla en entredicho me parece arriesgado y absurdo, y es por eso que estamos viviendo lo de hoy.

¿Tú crees entonces que el problema de Chile es el entrenador? – Yo creo que va por cómo se trabajó en este momento, que tiene que ver con el cuerpo técnico y con los jugadores. Creo que va un poco también por la arrogancia del momento, que ya vas ganando y que crees que con estar en la cancha basta. Y a nosotros nos pegó más por desgracia en esta fecha Clasificatorias que muchos vinieron sin haber hecho pretemporada o recién saliendo de ella, atrasados respecto al resto por haber jugado la Copa Confederaciones. Siempre ha sido muy “fregada” esta fecha de agosto, de hecho si te acuerdas la anterior -que no recuerdo si fue exactamente en agosto- con Paraguay y Bolivia también fue un desastre porque se perdió en Asunción y se empató en Santiago. Yo tengo fe todavía que si se vuelva a tomar la mano -con eso me refiero al trabajo en Pinto Durán- hay opciones aún de clasificar, al menos llegar al repechaje.

¿Crees de verdad entonces que Chile tiene opciones de clasificar? – Sí. En condiciones normales debería ganarle a Ecuador y jugando como cuando juega bien podría empatarle a Brasil. Argentina no está jugando bien, Perú y Colombia a veces juegan bien y otras mal. Están todos más o menos en algo parecido. El drama es que un equipo que ha logrado tanto como Chile se pueda quedar afuera.

¿Qué te pasó cuando supiste lo de Arturo Vidal en el casino Monticello? Uno pensaría que ese tipo de indisciplinas ya eran algo superado… – Yo pienso al revés. A mi me parece que es difícil que no pase. Encuentro que la lógica de darles días libres a los jugadores todas las veces que están en Chile, que es seguramente una petición de los jugadores, a su vez revela a un cuerpo técnico muy poco empoderado. Puede que legítimamente Pizzi piense que no tiene sentido no darles días libres, y de alguna manera para jugadores muy profesionales no tiene sentido, es verdad. ¿Qué haces en Pinto Durán dándote vueltas seis días? Más aún si no estás entrenando. O si no estás revisando o estudiando los partidos. El sitio de concentración chileno es espantoso, es de 1962, se hizo para ese Mundial y quedó obsoleto hace mucho rato.

Pero la historia de los futbolistas chilenos y de este grupo es súper clara. Están todo el tiempo jugando afuera, vuelven a Chile, se encuentran con los amigos, con familiares, primos, sobrinos y se desbandan. Y para mi desbandarse no es el extremo al que llegó Vidal la otra vez de chocar el auto y poner en riesgo todo, sino que es no estar estudiando el partido, durmiendo o simplemente estar concentrado. Es estar perdiendo el tiempo, y son solo cuatro días, ¿cómo no van a poder extraexigirse cuatro días? Ahora, nos fijamos solo en ese lado de la disciplina, a mi lo que me complicó más desde el principio es que a diferencia de Bielsa y Sampaoli, Pizzi bajó la carga del entrenamientos a uno diario, en vez de los dos a los que estaban acostumbrados los jugadores. No sé qué haces un día entero en Pinto Durán si solo entrenas en la mañana.

Pero a veces se cuestionó esa sobrecarga de trabajo por las lesiones con las que llegaban algunos jugadores a los partidos… – Los resultados están ahí. Nunca los jugadores se lesionaron más que con Pizzi, no con Sampaoli ni con Bielsa, y nunca le fue mejor a Chile. ¿Cuál fue el problema de hacer eso? Esa queja, que además a mi me da vuelta la cabeza hace mucho rato, solo revela los niveles altos de ignorancia que hay en el medio deportivo chileno. En el periodismo deportivo, en el medio en general: jugadores y técnicos, hay quienes hasta el día de hoy reclaman por la carga de trabajo, como si hubiera pasado algo malo a partir de eso. Dime algo malo que haya pasado a partir de eso, salvo ganar, ganar y ganar, sorprender a todo el mundo, que encontraran que Chile estaba jugando mejor que nunca en su historia. ¿Y quién se lesionó realmente? Acuérdate que Vidal se iba a morir después del Mundial de Brasil y a los cuatro días ya estaba jugando.

¿Qué opinión tienes del periodismo deportivo chileno actual? – No son todos, pero encuentro a ratos que estamos todavía en un nivel muy pueblierino, si se puede ocupar ese término que es medio despectivo para los pueblos. A mi me cuesta usarlo porque cuál es el pecado de no estar en el primer mundo profesional. Pero estamos hablando de fútbol profesional, y se analiza a Colo Colo porque Guede es pesado, que no deja entrar a la gente las prácticas, que era lo mismo que pasaba con Bielsa y con Sampaoli, a quien le decían “el enano pesado”, o reclamaban que Bielsa no daba entrevistas. Como si fueran temas esas cosas. Preocúpate de cómo analiza los partidos, cómo para el equipo, cómo cambia, cómo se mueve el equipo dentro de la cancha. De eso se trata el análisis del periodista deportivo, no de si dejó entrar a la tía abuela de Fierro o no a la práctica, eso es pueblo, de club de barrio.

¿Será algo de la región, considerando que por ejemplo la prensa peruana es muy sensacionalista o que los argentinos son muy apasionados, pero que también les falta enfocarse más en la pelota? – Es algo latinoamericano en general. Los argentinos lo habían superado un poco pero se pegaron una involución en los últimos años bien clara, entre los negociados y el “hinchismo” desbordado. Tampoco miraría a Argentina como un ejemplo de periodismo deportivo, como sí lo fue en los años 50 y 60. Ahora ya no, hace rato. Quizás el periodismo brasileño dio un salto un poco más grande en ese sentido.

Pero a mí a veces me hace falta eso y lo reclamo, es algo que los jugadores y técnicos más profesionalizados igual lo reclaman. Mira a cada uno de los técnicos a los que les ha ido bien en Chile o que han triunfado internacionalmente, todos han sufrido lo mismo. Entonces está claro cuál es el problema. Le pasó a Pellegrini, a Riera en su momento, le paso a Jozic, a Bielsa, a Sampaoli, todos con una contra del medio que decía “estos ‘gallos’ están locos, están haciendo algo que no corresponde. Si lo que corresponde es descansar, es no ser tan obsesivo, es que la gente pueda entrar a los entrenamientos. Lo que corresponde es el barrio”, pero esto es fútbol profesional.

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