Ocho fueron las fosas comunes encontradas por un grupo de investigadores en Alemania, las cuales contenían más de mil esqueletos humanos y que ya es considerado como uno de los lugares de entierro más grande de Alemania y Europa.
Hallados en las cercanías de Núremberg, los expertos apuntan a que la mayoría de los restos óseos habrían fallecido producto de la peste durante la primera mitad del siglo XVII, entre 1632 y 1633, de acuerdo con los registros históricos. En ese periodo, Núremberg pasó por una oleada de peste que dejó más de 15.000 muertos, según indicó la arqueóloga a cargo, Melanie Langbein, recogida por Radio Biobío.
Por ello, el descubrimiento posee alto valor científico y podría ser un aporte relevante sobre cómo la enfermedad se desarrolló en la región. Cabe destacar que los esqueletos fueron encontrados en agosto del año pasado, cuando una empresa de excavaciones trabajaba en la zona destinada a la construcción de apartamentos y una residencia para personas mayores.
Langbein aseguró que, pese a que los restos están dañados debido al impacto de una bomba durante la Segunda Guerra Mundial, mantienen una buena conservación general. Sin embargo, los trabajos de excavación son complejos, puesto que el material es muy frágil y yace en muchas capas superpuestas, indicó el citado medio.
Junto a los esqueletos se encontraron restos de ropa, como botones, ojales y ganchos. Incluso, algunos de los fallecidos fueron enterrados en sudarios, mientras que otros parecen haber sido simplemente arrojados.
En el terreno, de 5.900 metros cuadrados, se han encontrado ocho fosas comunes, pero se presume que podría haber más. Asimismo, según los expertos, también hay indicios de que el lugar contiene restos de una epidemia de cólera del siglo XIX.