El último informe de la Superintendencia de Salud reveló que las isapres sufrieron pérdidas de $138.117 millones durante el 2022.

Se trata del segundo año consecutivo de cifras negativas para la industria, la cual en 2021 registró un menoscabo de $148.465 millones.

Al cierre del año pasado, Cruz Blanca -controlada por el grupo inglés Bupa- fue la aseguradora que más perdió con -$42.963 millones de pesos, siendo seguida por Banmédica con -$32.277 millones; Consalud con -$26.563 millones; Colmena con -$26.031 millones; Vida Tres con -$8.306 millones; y Esencial con -$2.528 millones.

La única empresa que registró ganancias fue Nueva Masvida, del grupo Nexus, con utilidades de $551 millones.

Simultáneamente, las isapres sufrieron la mayor salida de beneficiarios de sus últimas dos décadas. Si al cierre del 2021 tenían 3.249.997, el año pasado terminaron con 3.076.622, una salida de 173 mil afiliados, equivalente a un 5,3%.

Las cifras se enmarcan en la incertidumbre en torno a la aplicación del fallo de la Corte Suprema, que ordena que las aseguradoras deberán regirse por la tabla de factores de la Superintendencia de Salud de abril 2022 y restituir los cobros en exceso a los afiliados.

Se estima que las compañías deberán devolver cerca de US$1.400 millones a sus afiliados, número que ha sido catalogada como “la lápida del sector” por las propias compañías.

“Es difícil aventurar una proyección para 2023, porque la subsistencia del sector está en manos del Gobierno que debe definir una metodología de implementación del fallo de tabla de factores con una premisa clave: mantener el equilibrio de la operación, de modo que el funcionamiento de las isapres sea viable y no se perjudique a millones de personas con el cese de sus coberturas”, indicó a La Tercera el presidente de la Asociación de Isapres, Gonzalo Simón.