La “Estrella de Belén”, aquella que se menciona en cuatro Evangelios y que marcó el camino a los Reyes Magos para acudir al nacimiento de Jesús, ha mantenido abierto el debate a lo largo del tiempo: ¿Mito o realidad?
De acuerdo con el Evangelio, la estrella, originalmente fue escrita como “astra”, que significa “una estrella”, que también puede ser referida como un planeta, objeto celeste o cometa, según consignó Radio Biobío.
Según el astrónomo del Real Observatorio de Greenwich (Londres), el Dr. Greg Brown, “un acontecimiento inusual como una supernova sería sin duda un posible candidato, habiéndose producido una en el año 4 A.C”. Lo anterior coincide con lo expuesto por Unilad, quien indica que una supernova habría tenido lugar en la misma época a la que expone el hecho bíblico.
De esta forma, la supernova pudo ser la estrella que Gaspar, Melchor y Baltazar presenciaron en el cielo. Sin embargo, una de las teorías que se ha mantenido durante los años es que se haya tratado de un cometa.
“Sufre el mismo problema que cualquier otro objeto en el espacio: El giro constante de la Tierra significa que cualquier objeto que comience en una parte del cielo se desplazará inevitablemente a través de él en el transcurso de unas horas”, agregó Brown, según recogió el citado medio.
Por su parte, el editor y periodista especializado en ciencia y naturaleza de National Geographic, Héctor Rodríguez, destaca en su artículo titulado “La Estrella de Belén: una explicación astronómica” que, según estudios, el nacimiento de Jesús tuvo lugar entre el 8 a.C. y el 1 a.C., durante el verano. Esta información proporciona una pista importante, ya que dentro de ese lapso de siete años se registró un evento en Oriente Medio
Asimismo, Rodríguez indicó que en esos años un cometa era una señal de mal augurio, por lo que asociarlo con la llegada de Jesús era complejo. Sin embargo, en el siglo XVI, el astrónomo y matemático alemán, Johannes Kepler, proporcionó una perspectiva que podría entregar ciertas luces sobre el acontecimiento: en el año 6 a.C., se produjo una conjunción entre Júpiter, Saturno y la Luna. El resplandor del fenómeno fue tan intenso que posiblemente sirvió como guía para los Reyes Magos.
Otra de las hipótesis que menciona Rodiguez en su texto mantiene relación con la estrella Sirio, que posee el doble de masa que el Sol y su brillo lo supera hasta 20 veces, señaló Radio Biobío. Reconocible a la izquierda del Cinturón de Orión, su resplandor domina los cielos a finales de diciembre.
Por ello, algunos astrónomos no descartan que Sirio haya sido la guía de los Reyes Magos.