Más de 250 multimillonarios y millonarios firmaron una carta abierta titulada “Proud to Pay More“, en la que instaban a los líderes políticos que se estaban reuniendo esa semana en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, a que aumentaran los impuestos a los popularmente conocidos como “ultrarricos” para combatir la desigualdad.

“Nuestra petición fue simple: nos pedían que tributáramos más, a nosotros, los más ricos de la sociedad. (…) Si los representantes electos de las principales economías del mundo no tomaban medidas para hacer frente al dramático aumento de la desigualdad económica, las consecuencias seguirían siendo catastróficas para la sociedad”, defendieron en la misiva figuras como Abigail Disney, heredera de la compañía de animación, o Valerie Rockefeller.

En la exposición de motivos, los firmantes razonaron que aumentar su contribución a las arcas públicas “no alteraría en gran medida” su calidad de vida, ni perjudicaría a sus hijos, ni reduciría el crecimiento económico de sus naciones.

Según ellos, el efecto producido sería el contrario, puesto que se pondría al servicio de un “futuro democrático en común” una riqueza “excesiva e improductiva” en forma de inversiones.

En este sentido, la carta aseguró que los más ricos eran quienes más se beneficiaban actualmente del ‘status quo‘, y emplazaron a los políticos a actuar dado que la desigualdad había alcanzado un “punto de inflexión” que amenazaba, incluso, la estabilidad económica, social y ecológica.

“Todos sabíamos que las promesas de las ‘trickle-down economics’ no se habían plasmado en la realidad. Por el contrario, nos habían brindado salarios estancados, infraestructuras en ruinas, servicios públicos deficientes y habían desestabilizado la propia institución de la democracia”, resumieron.