Ese es el análisis con el que el sacerdote Felipe Berríos se explica la cruda violencia que se ha visto en el país en los casi 30 días que lleva el estallido social que muestra un Chile que busca respuesta a demandas legítimas y otro que sólo quiere destrucción, saqueo y terminar con la paz social.
“Nos va quedando un sabor amargo porque no es lo que buscábamos los chilenos, queremos una reforma profunda al país, pero no queremos destrozar el país”, recalcó en entrevista con radio Cooperativa, quien ejerce su ministerio en Antofagasta, una de las ciudades más golpeadas con saqueos, incendios y desmanes.
En la oportunidad, el presbítero jesuita sostuvo que esa acción empaña el fenómeno que se ha dado estas semanas que es la necesidad de la ciudadanía de reunirse pese al individualismo a la que propende la sociedad actual.
Frente a ese escenario, señaló “creo que tenemos que ser firmes, ya se han ido tomando todas las poblaciones, creo que tenemos que tener una actitud los ciudadanos más fuerte ante estos grupos que nos están robando las protestas, las ciudades y la paz social, hemos visto balas locas, hay muchos signos que haca tiempo van apareciendo y no les hemos prestado atención”, insistió.
Requerido sobre qué tan fuerte o empoderadas de a las instituciones del país para enfrentar el estallido social generado en varios flancos, sostuvo que todas: gobierno, parlamento, partidos, policías, incluso la Iglesia, están bastante desautorizadas a los ojos de los ciudadanos, y que por eso la gente no tiene la mejor opinión de ellas, ni las valida para conducirlas.
No obstante, subrayó, “a pesar de que tengamos unas instituciones débiles, que a veces las encontramos infantiles y todo (…), las instituciones son el freno al prepotente y protegen al débil, por muy débiles y desprestigiadas que estén. Por eso es que tenemos que protegerlas y apoyarlas y usar la vía institucional, lo otro es para que los fanáticos de un lado o de otro sean los que gobiernen”, concluyó.