El Papa Francisco inauguró durante este miércoles la primera fase de la XVI Asamblea General Ordinaria del sínodo de los obispos, cumbre global que se realiza en el Vaticano, y que ha sido descrita como histórica, ya que por primera vez las mujeres y laicos tendrán derecho a voto.
En la misa de apertura, el líder religioso pidió tomar ejemplo de la mirada de Jesús “que bendice y acoge”, y que invita a ser una Iglesia que “no crea divisiones internas”.
Esta consulta mundial sobre el futuro de la Iglesia Católica, que tendrá una duración de tres semanas, ha recibido algunas críticas desde antes de su inicio por parte de grupos más conservadores, que temen cambios respecto a la doctrina de la institución, debido a la bendición de parejas homosexuales, el sacerdocio femenino y la autoridad de la jerarquía.
Si bien en esta reunión no se tomarán decisiones vinculantes, y es el Papa quien en última instancia da el visto bueno a las iniciativas, ha quedado en evidencia la división entre la izquierda y derecha en la Iglesia, y la cumbre representa un punto importante para el sumo pontífice y su agenda reformista.
Cabe destacar que en el sínodo, entre otros temas, se pretenden tomar medidas para que más mujeres ocupen puestos relevantes en la Iglesia, y también llegar a acuerdos en torno a cómo acoger de mejor manera a las personas que integran la comunidad LGBTQ+.
Además, otro de los objetivos es que los católicos de a pie cuenten con mayor voz en el gobierno de la institución.