Uno de sus hijos, Sebastián, escribió en su cuenta de Twitter: “Esta mañana ha fallecido nuestro querido padre Andrés Aylwin Azócar. Tal como fue su vida, falleció en paz en su casa, acompañado de todos sus hijos y nietos. Damos las gracias a todas las personas que nos han acompañado en estos días dándonos tantas muestras de cariño y afecto…”.
Andrés Aylwin Azocar nació en Viña del Mar el 20 de junio de 1925, hijo de Miguel Aylwin Gajardo y Laura Azócar Álvarez, una de las familias más importantes de la política chilena. Fue abogado y político chileno, militante del Partido Demócrata Cristiano. Ejerció como diputado de la República de Chile entre 1965-1973 y 1990-1998.
Realizó sus estudios básicos y secundarios en el Liceo de San Bernardo. Cursó los estudios superiores en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, donde se tituló de abogado, en 1953, con la memoria “Estudio crítico de nuestro procedimiento del trabajo”.
Estuvo casado con Mónica Chiorrini Givovich, de quien enviudó este mismo año. Tuvieron cuatro hijos.
Andrés Aylwin fue uno de los democratacristianos que firmó una declaración pública de rechazo al golpe militar del 11 de septiembre de 1973, conocida como Declaración del “Grupo de los Trece”.
Posteriormente vivió un periodo de relegación en la localidad de Guallatire, entonces región de Tarapacá, que lo mantuvo alejado de la actividad política.
Una vez conseguida la libertad, ejerció un activo rol en su calidad de abogado en la defensa de los derechos humanos a través de la defensa judicial de los presos políticos y en la recuperación de la democracia participando en el Comité Pro Paz y trabajando en la Vicaría de la Solidaridad.
A su regreso del exilio, en 1978, fue elegido presidente de la Agrupación de Abogados Pro Derechos Humanos y director de la Comisión Contra la Tortura desempeñándose como abogado querellante en casos de detenidos desaparecidos.
Andrés Aylwin escribió libros relatando su experiencia personal durante la dictadura militar de Augusto Pinochet, editando en 1989 “Ocho días de un relegado” y “Simplemente lo que vi: 1973-1990 y los imperativos que surgen del dolor”, en 2003. A su vez, en el ámbito periodístico ejerció como colaborador del diario La Época durante 1990.